sábado, 31 de diciembre de 2005

Atentos, apunten, disparen

Son frecuentes las cámaras en la última cena del año.

Así que... atentos.

¡Apunten! ni al corazón, ni a la cabeza: a las manos. A las que pican del turrón antes de que empiece la cena, a las que pelan las uvas, a las que se limpian en el delantal, a las que sujetan la copa, o a las manos furtivas por debajo de la mesa.

¡Disparen! A ver cómo son las últimas manos del año. O las primeras -según se mire.

Salud, comenteros y hasta el año que viene.

viernes, 30 de diciembre de 2005

Resumen del año III

Se nos va este año desordenado y raro. Para mí desde luego el más desordenado y el más raro en mucho tiempo. Venga a pedir a gritos emociones y cambios... pues toma: me los dieron a espuertas en 2005.

El lunes mi estómago y mis intestinos dijeron basta, fue por la noche, estaba sólo en casa y mientras vomitaba nadie me sujetó la frente.

En un primer autodiagnóstico pensé en la tarta de la mujer de mi padre, esas natas de Termomix no pueden ser buenas. Sobre todo si te las comes tres días después. Luego pensé que se me habían indigestado las malditas fiestas, por el tipo de dolor, que era global. Se contraían mis abdominales y parecía que iban a salir por ahí los biberones de cuando era pequeño, la canica que me tragué y todos los huesos de todas las aceitunas de toda mi vida. Pero no, puede que influyera la nata, y quizá también tuvieron algo que ver las malditas fiestas, pero a mí se me había atragantado un trozo de la vida, lo que técnicamente se conoce como un rato. No ella por completo -eso te lleva a la UVI de cabeza- sino un instante, una espina de la vida. No sabía en qué momento exacto la ingerí, ni el tamaño, pero era un material rasposo y amargo, bastante tóxico. Es lo que tiene la vida, que casi siempre mata.

Al volver a la habitación unos cuantos fantasmas disfrazados de enfermera, entre sexys y macabros me acompañaron toda la noche. Me mostraban sus pechos desnudos con algunos gusanos, me pinchaban con agujas larguísimas, me echaban su aliento apestoso.
- Somos la brigada que atiende a los recién separados que viven solos. Te jodes. Ummmmmm qué rico -dijo la más procaz.
- Iros a la puta mierda, que estoy muy bien solito.
Todas se carcajearon.
- Creo que no has entendido nada. Túmbate, tenemos toda la noche para explicarte.

La cosa era audiovisual. A ratos incluso pirotécnica. Con los ojos abiertos no pasaba nada. Pero si los cerraba, el techo recién pintado se llenaba de manchas, de sombras... Incluso salieron goteras (¿cómo vas al seguro a que te reparen unas goteras que te han hecho unos fantasmas?) Pusieron todo perdido

Conseguí amanecer, era de esperar. Maltrecho, sin haber pegado ojo. Y como yo pensaba, los primeros rayos del sol espantaron a esos/as cabrones y limpiaron la habitación. Pasé todo el día durmiendo y en la neblina de la fiebre apareció una enfermerita, sin cualificación, de tan blanca casi transparente, con sus crucecitas rojas y su culo prieto (esto es fundamental para que uno pueda confiar en una enfermera). Con buen corazón y cofia de papel me hacía un agua de limón y me cocía un poquito de arroz.

Dormí ocho horas a saltos durante el día.

Dormi doce horas de un tirón durante la noche.

Y cuando me levanté al día siguiente, entumecido y débil, noté como si hubiera perdido de la misma tacada unas bacterias (o viruses, nunca sé), líquidos retenidos, humores malos, miedos varios y hasta un poso de melancolía caducado y apestoso que se me había caído detrás de los muebles del alma. Me sentía maravillosamente vacío. Glorioso. No sé si en términos absolutos o por comparación, para esto hay que esperar la cuarentena.

Unas pocas manzanas después todo en su sitio otra vez.

Casi todo. Porque me han salido unas ramitas nuevas, unos brotes, incluso un par de florecillas en el sobaco. Parezco una alegoría de la primavera naif, gordita y peluda. Y así voy a despedir el año, brillando.

No puedo decir que este año haya sido malo. Desordenado y raro sí, pero malo no. Todo lo contrario.

En resumiendo diré que hice el amor, y a ratos también hice la guerra. Uno de los mejores conciertos de mi vida el 11 de Mayo en Clamores. Me dolió de tan dulce.

Escribí bien a gusto, viví, imaginé. Incluso trabajé. Y me pagaron, más o menos. Fui un amante intempestivo, irregular pero entregado y fogoso; para mi piano.

Sentí el calor de mis amigos todos los días e incluso varias veces al día, pero no eran amigos todos los nombres de la carpeta "amigos" de Outlook. Bueno, eso ya lo sabía.

Me tumbé al sol desnudo y cogí aviones, casi siempre de compañías de bajo coste. Tuve invierno en verano, verano en invierno y también invierno en invierno y verano en verano. Pero a mi las estaciones no me afectan, a mí sólo me afectan los trenes.

Descubrí en mi cachorrito tres o cuatro personitas distintas, de complejidad creciente. Sin duda la frase del año me la dijo en el coche cuando volvíamos de la playa: "Tú no hace falta que seas mi amigo, con que seas mi padre es bastante". Sin inmutarse me colocó en mi sitio e hizo caduca casi toda la pedagogía "moderna".

Uso el pretérito imperfecto en vez de el perfecto, porque a día 30 de este diciembre raro y desordenado, de un año raro y desordenado. A 2005 lo considero bastante préterito, y bastante imperfecto. También bastante salvaje, inolvidable y bello.

Suma y sigue.

El ataque continúa


Esta foto la ha tomado esta misma mañana Xnem en Barna.

Y no está retocada como la de la familia del Rey.

Fíjaos cómo está la cosa.

¿El 25 no había pasado ya?

jueves, 29 de diciembre de 2005

Blogus Interruptus

Nos vamos a quedar a las puertas de los 10000.

Miraré el contador mientras me como las uvas. una preocupación más: los pipos, la piel, los cuartos, las medias y los comenteros.

Esto no puede ser.

El día

Se ha ido marchando el día. Discretamente. Y él a sus cosas. Divagando. Yendo de un pensamiento a otro, de una soledad a una compañía. De un cuarto frío a otro más frío todavía.

El termómetro no ha pasado de 15. Y eso, que a mediodía te puede hacer gracia, a las 8 te destempla el corazón. Te socava.

Ahora son poco más de las 9. Ha puesto un disco marchoso maravilloso de Putumayo para que le despierte mañana. Y se ha metido debajo del edredón con un libro.

Suena la lluvia al otro lado de la ventana, esto en Madrid da mucha alegría; cierras los ojos y viajas al norte.

Tiene nostalgia de cosas que no han pasado, y el recuerdo de frases que no ha escuchado. Un pájaro con las alas mojadas le vive dentro. Un racimo de burbujas le alegra la boca.

Se ha ido marchando el día. Discretamente. Y él a sus cosas.

Mano de Carpintero


"Es la mano de mi padre.
Como todo carpintero de los de antes,
tiene algunas secuelas."

Xnem

miércoles, 28 de diciembre de 2005

Santa Claus

Como ya nos ha señalado Xnem, este año hay una invasión de Papasnoeles en plan comandos especiales asaltando las casas. Con cuerdas, a pulso, en solitario o en pandilla...

La otra mañana, según iba al mercado (el mercado está a 200 m escasos de mi casa) los conté: 45.

Había uno muy curioso. De tamaño natural, que pataleaba. Pero en vez de estar agarrado a la cuerda la tenía enroscada al cuello. Además se le habían caído los pantalones y se le notaba una erección considerable debajo de unos calzoncillos de papasnoeles. ¡Qué redundante! ¿verdad? Yo pensé que los trabajadores de Xian Pen se habían pasado un pelín. De creativos. Pero en Madrid, en estas fechas se ven tantas y tan grandes excentricidades que seguí mi camino.

A la vueta, con mi cuarto de jamón serrano, mi baguete y unas mandarinas, el papá Noel seguía pataleando. En cambio ahora estaba rojo rojo y se llevaba las manos al cuello. Me paré y noté que hacía unos sonidos guturales (no te fastidia, no iban a ser occipitales) ¡¡estaba pidiendo auxilio!!. Qué realismo, desde luego los chinos nos van a conquistar economica y totalmente en cuanto quieran. Me acerqué un poco más, a ver si le veía la etiqueta.

- Tú, tonto del culo, es que no vas a ayudarme- dijo llenando la frase de gues.

A mi alrededor no había nadie. Era a mí.

Tú habrías hecho lo mismo, ves a Papá Noel en apuros y te lanzas a socorrerle. Subí como pude a la ventana y le solté la soga.

- ¿Represalia o intento de suicidio?

- Ha sido represalia. Un crío de 13 años, que me pidió la pesepé, un emepetrés, un adesele... pero sus padres me dijeron que sólo el emepetrés. Mira, a mí me pagan los padres, pero los palos me los dan los hijos. El sector está muy mal, falta seguridad...

-Pero, por favor - añadió- si te preguntan, di que fue intento de suicidio, que salga en los papeles. Que el panorama de llegar a una fachada a currar y encontrarme 10 o 12 caricaturas mías me deprime. Y, qué quieres que te diga, la depresión, a partir de cierta altura, puede tener consecuencias fatales.

-Vale. ¿quieres un poquito de jamón? ¿Un currusquito? ¿mandarina?

-Ya puestos.

martes, 27 de diciembre de 2005

Resumen del año (II)

He engordado.
Lo pasé genial en la playa.
He visitado Singapur.
De enero a abril (incluidos), he disfrutado mucho del trabajo.
He disfrutado poco en mayo y junio.
He disfrutado mucho en julio.
He cogido vacaciones en agosto (y parte de julio).
He cogido 39 días seguidos de vacaciones.
He disfrutado muchísimo del trabajo de septiembre a noviembre.
He disfrutado menos en diciembre.
He jugado a la lotería.
No me ha tocado.
He comprado más libros de los que me da tiempo a leer.
He recorrido 32.753 kilómetros (hasta hoy) con mi coche.
He descubierto que hay gente interesante en el mundo (gracias al blog) pero no la he conocido (aclaración para pusilánimes).

lunes, 26 de diciembre de 2005

Resumen del año (I)

He salido poco.
He follado lo justo.
O sea, he follado poco. O sea, nunca es suficiente.
He leído bastante.
He leído menos de lo que quería. Como siempre.
Mi libro del año: 'Mientras dan las nueve', de Leo Perutz.
Mi película del año: 'El jardinero fiel'.
He escrito poco o nada por placer.
He escrito muchísimo por obligación.
No he conocido gente interesante.
He viajado.
Me ha encantado viajar.
Me he aburrido. A veces.
Me he divertido. A veces, pero más.

La cuñada absurda y repolluda que hace pareja con el cuñado que se fuma un puro y se vuelve blanco

En la cena de Nochebuena hubo cava, langostinos (congelados, pero congelados de verdad; si los tirabas de golpe rompían la loza, o sea), jamón, ¡calamares fritos! (una ordinariez), solomillos (exquisitos), niños (Herodes no llega hasta el 28, lástima) y cuñados. Estos son los mejores. Una de ellas -bajita y repolluda- se hizo la conservadora (es de extrema derecha, con lo cual quiero decir que se moderó un poco y eso) y le pareció mal que una amiga me hiciera un regalo especial para mi cumpleaños. Indignada estaba. No entendía que N. no montara un pollo, la muy gilipollas. Mientras ella se ocupaba de nuestras intimidades, el marido absorbía un puro como si fuera el último de su vida. Y casi lo fue. Al cabo, blanco estaba. No le volvía la color.

Hablamos de los chicos, de la educación de ahora -que es igual que la de antes, pero a nosotros nos pilla mayores y reaccionarios (para algunos esta palabra se queda escasa)-, de la sobrina que este año por primera vez sale a una fiesta de Fin de Año. Pobrecita, en qué hora lo ha contado. Toda la familia en la puerta de la disco esperando a que salga. Ya me lo veo. Y con un rosario y unos cuantos crucifijos para que purifique su alma.

En fin, al día siguiente la cosa tocó en casa. Lo pasamos bien. Vinieron amigos, la otra mano entre ellos, y nos cantamos unos boleros al ritmo del piano. Bueno, vino mi madre, pero nada enturbia un buen día. Ni siquiera eso.

sábado, 24 de diciembre de 2005

Navidad. O de cómo a la otra mano le encantan estas fiestas y le regalaron el jeep del Geyperman

Todo tiene su explicación. Entra despacio por el pasillo, llama a la tercera puerta de la derecha y da un paso hacia el interior. O dos si tienes el culo gordo y se te queda fuera. ¿Ves? ¡Qué sonrisa! ¿Verdad? Es que me gusta la Navidad. Siempre -excepto en aquél prescindible intervalo adolescente, claro- me ha gustado la Navidad. Todo tiene una razón: las empiezo con fuerza. Primero cumplo años, después ya todo me da igual. Incluso la familia. Esas reuniones impagables con cuñados ridículos que viven detrás de una cámara de vídeo (¡me acaban de regalar una!), esos suegros que se insultan sin mirarse porque la sopa está salada, picante, sosa, espesa o todo a la vez. Esa cuñada con cara-de-culo como sólo tienen cara-de-culo las cuñadas con cara-de-culo. Ese sobrino que justo rompe la figurita de porcelana más preciada por el dueño de la casa. Impagable.

Lo confieso, pasé una muy triste. La 1976. Pero ahora la recuerdo con cariño. Y pasé una tensa: la de 1978. Recibí una bofetada ideológica. A mi impertinente "o los Reyes me traen el scalextric en ocho o como me echen el círculo no lo quiero" la reacción fue una mano enorme que se estampó en mi jeta y una voz que me mandó a la cama por caprichoso, egoísta, insolidario e insolente. Al día siguiente me levanté y en el salón había un scalextric con forma de ocho. Aún tengo la conciencia intranquila. Además, estaba el jeep de los Geyperman ¡y yo tenía Geyperman! Así que cabían todos con sus uniformes y sus aperos de campaña. Por eso entiendo que a la otra mano le dé por saco la Navidad. ¿De verdad te trajeron el helicóptero de los Madelman? ¡No hay derecho! Reclámale parte de tu infancia al gordo del reno, tronco. Seguro que te indemnizan, que viene de un país próspero.

En cuanto a la edad, me encanta sumar otro y otro y otro año más (llevo 39) un 22 de diciembre. ¿Hay un día mejor? No lo conozco. ¡Qué rollo cumplir años el 11 de enero, por ejemplo! ¿Qué pasa el 11 de enero? Pues nada. Y qué me decís del 20 de marzo o del 2 de febrero. ¡Qué rollo! Pero el 22 de diciembre... Que sí, que tu también esperas que te toque la lotería. Nadie se olvida de ese día: la Lotería y el cumpleaños de un tío al que le gusta la Navidad. Cómo se va a a olvidar la gente.

Felicidades.

viernes, 23 de diciembre de 2005

Estas fechas

Aborrezco meticulosamente estas fechas tan señaladas. No lo puedo evitar. Creo que es un trauma que me viene de cuando me pedí el helicóptero de Geyperman y me trajeron el de Madelman. Yo tenía dos Geyperman, con sus trajecitos, sus platitos de camping, su tienda de campaña. sus metralletitas, sus granadas... uno tenía barba y el otro no.

Los Reyes me trajeron el helicóptero de Madelman porque era más barato, también puede ser que mi madre no supiera cuál era Madel y cuál Geyper. Pero no había manera de meter a los Geyperman en aquel helicóptero y eso me fastidió la mañana de Reyes de 1980.

Yo en aquel momento ya sabía que los Reyes eran los padres. Lo sabía 364 días al año. El 5 era cándido. Cándido por conveniencia, normal. A partir de entonces todo fue a peor, e incluso algún año me echaron un jersey, una muda o unas botas que me hacían mucha falta. Empecé a odiar a los 3 reyes, a los 3 pajes y a los 3 camellos, por traidores. Mierda, todo era mentira, todo había sido mentira.

Se me juntaron la frustración y la rabia, y me salió una circonvolución (o circuncisión, no sé) cerebral que inhibe el sentimiento navideño, radical.

Cuando fui padre, intenté disimular. Y eso hago ahora. Voy por la calle como si no tuviera el cerebro dañado y me parecieran bien las luces, los arbolitos, los papasnoeles y los arcaicos belenes (¡que abriguen a ese niño por favor!). Porque uno, de padre hace cosas que piensa que jamás haría, como por ejemplo levantarse cuatro veces en una noche para llevar agua a alguien que no tiene sed. Desde que llega la maldita navidad estoy deseando que se acabe. Y de la misma manera que otros se congratulan cuando encienden el alumbrado, yo me emociono cuando veo a los operarios retirarlo con sus grúas y sus herramientas en una coreografía milimetrada creada especialmente para una preciosa y anónima mañana de enero.

Eh, eso sí, que empiece el año sí que me gusta. Esa sensación de tirar uno a la basura y quitarle el envoltorio a otro... eso me fascina. Y lo de las uvas y el reloj es un rito que sigo con devoción.

Por Dios (que no existe) que pasen pronto.

Pero mi circunvalación cerebral no me impide desearos lo mejor. Todo lo mejor. No porque sean estas fechas, yo os lo deseo todos los días del año.

A los comenteros, por las sonrisas que me he llevado leyéndoos, por el placer de mirar vuestras fotos. Por esa sensación agradable de estar compartiendo algo sencillo, cotidiano, barato... pero importante. Todos jugando a la gallinta ciega. Gracias por hacer que me importe más el número del contador que el quinto premio de la lotería.

A vosotros todo lo mejor. Hoy y todos los días.

Salud amigos.

Fdo: Una mano (y la otra)

jueves, 22 de diciembre de 2005

Xnem - Mi Mano


Xnem es uno de nuestros visitantes activos. Pasó por aquí... y mira tú, como que se está animando. Incluso ha abierto su propio chiringuito.

Y como es cumplidor sabe que aquí, los que pasan tienen que retratarse. La mano. Y mandarla. Aquí está la mano de Xnem.

El más allá


Temiro... recoge el guante (Anda, Temiro, mándanos alguna fotilloooooo, de las tuyas).

Y como es una mente inquieta, decide ir más allá.

Esto, técnicamente podría llamarse transgresión. Con todas las letras. Vamos, que les das la mano y se toman el pie. Así son estos comenteros. Que se excede, que se pasa de la raya. Pero se lo consentimos. Gustosamente. Muy gustosamente.

Se toma el pie... fotográficamente hablando, claro.

martes, 20 de diciembre de 2005

Gran Reserva

Hace frío. Pero el cielo está naranja, como a ella le gusta.

Baja la bolsa de basura antes de que pase el camión. Cierra el cubo gris. Mira hacia arriba, se demora con un cigarrito. Y en vez de apuntar al portal decide dar la vuelta a la manzana. Con las zapatillas y un jersey grueso de lana bastante viejo.

Hay días garrafón, y días gran reserva. Y no depende de las circunstancias. Salen así. Eso piensa.



Esta tarde, mientras daba con el rodillo -supongo que se llamarán rodillazos- cantaba coplas de las que no me sabía la letra. Los estribillos eran en castellano, pero las estrofas parecían en finlandés, o chino. A la lima y al limón tú no tienes quien te quiera. A la lima y al limón, te vas a quedar soltera. Y lo demás me lo inventaba. Doña Concha siempre me ha puesto la carne de gallina. Corea menos, ya ves. Todos llevamos muy dentro lo que oímos en el 124 cuando no elegíamos nosotros el repertorio. Ahora que no me oye nadie, lo pienso. He dejado las bolsas de basura, justo antes de que pasara el camión. Y en vez de volver doy un paseíto.

-¿Te vas a quedar fría vecina?
-Sí, ya vuelvo.
-Yo también.

No cruzamos ni una palabra más. Hasta el rellano.

-Hasta mañana.
-Hasta mañana.

Ella ha abierto la puerta, yo subo dos escalones.

-Sabes, hoy he tenido un buen día. Yo los llamo días gran reserva.
-Yo también.

Hace frío. Pero el cielo está naranja, como a mí me gusta.

lunes, 19 de diciembre de 2005

Piscina

Hay veces que me dejo libre, ad libitum. Pero cuando llevo un tiempo asalvajado me surgen cierto desasosiego y la necesidad de alguna pauta. Entonces me autorregulo, con benevolencia. Y me impongo alguna rutina, por que si no me desquicio.

Una de las rutinas a las que me someto de tarde en tarde es entrar en un sitio público, a una hora intempestiva, y quitarme la ropa. Una vez desnudo me pongo un bañador amarillo-verdoso, chillón pero amuermado por el cloro (como los chalecos reflectantes que ya han reflectado mucho). Feo como él solo. Un gorro de tela, rojo con una franja blanca -parecido al coche de Estarqui y Jach, que conseguí por un euro en una máquina dispensadora de gorros, el día que extravié un Speedo de alta competición (el último grito en Munich 72). Y unas chancletas de Decathlon que me rozan los dedos gordos de ambos pies justo donde más jode, al lado de la uña; pero que para ir del vestuario al agua valen.



Luego camino hacia la pileta. Una imagen recurrente en este trayecto -por si algún comentero sabe de interpretación psicoanalítica y quiere echarme una mano- es la siguiente: abro la puerta, miro la piscina y la encuentro llena de cadáveres flotando en formol. Pero en realidad no me ha pasado nunca, son frecuentes las momias de todas las edades pero todas se mueven.

A estas alturas ya habréis detectado los más sagaces que a mí la piscina cubierta me da por el culo (perdón por la expresión, quería decir "saco"), y que si la frecuento es para rutinarme, autorregularme, vitaminarme, mineralizarme y mens sana in corpore sano, la madre que lo parió.

En la piscina cubierta del polídeportivo de Navalcarbón, Las Rozas, no hay casi nadie a las 9.30 h. La que vende las entradas no deja de hablar por teléfono para decirme: 3 euros 10. En el vestuario suena un hilo musical de discjockey hiperactivo tocapelotas (estas tres palabras son sinónimos) tipo Abellán (ésta también). ¿Qué hago yo aquí? me pregunto. Practicar un deporte saludable, me contesto.

Antes de lanzarme al agua cumplo los ritos higiénicos del precalentamiento y la ducha. Cuando salgo de ésta última me paseo hasta el sitio donde dejé la toalla y abandono mis chancletas. Miro entonces por la ventana agotando mi última esperanza (ser abducido por unos marcianos). Ay, estarán reunidos. Elijo la calle en la que haya 1 o 0 personas, me agacho, me mojo con el agua de la piscina y acto seguido me zambullo.

40 largos de 25 metros es mi condena. Las reglas: como mucho 2 descansos, pero sin salir del agua, se permite 1 largo a braza de cada 5 (como máximo) los demás deben ser a crawl. Los personajes principales son la socorrista, el limpiaventanas y yo mismo como ente nadante. La socorrista tiene que acabar 1 crucigrama. El limpiaventanas tiene 8 ventanas, una por cada 5 largos míos. ¿Quién acabará primero?

Esto lo sabremos en el próximo capítulo.

Como lo importante no es ganar sino participar, os diré que casi siempre pierdo. Pero que al salir del agua me siento mejor persona, por eso voy. Puede que sea por las sustancias que segrega mi cerebro para combatir el sufrimiento, pero me miro en el espejo y reboso optimismo y me digo: qué buen polvo tienes. Y derrocho tersura, turgencia y otros adjetivos de los que aparecen en los frascos de cremas. Estoy tonificado entero, me lo noto, me pongo calzoncillos limpios y ahora sí que soy un hombre nuevo. Cuando paso a su lado la chica de la taquilla se vuelve (aunque sin dejar de hablar por teléfono). Es por el magnetismo: y nota que me ha mejorado el polvo desde que me vio entrar, pero no me lo dice porque es tímida y porque su novio es el profesor bajito de aerobic, el que grita a las fondonas y porque por ese torniquete ve ella pasar cuerpazos de bombero a tutiplén, no lo vamos a negar, pero menos dicharacheros y menos simpáticos que el menda, eso también.

Esta rutina me dura lo que dura un bono de 10 baños. Luego me asalvajo y me dejo libre, ad libitum. Y tan ricamente.

domingo, 18 de diciembre de 2005

Los Comenteros

Hibernar, nacer con casa,
comer camarones a diario,
mirarte fijamente
...despacio.

No lavarme el pelo,
darme un paseíto de dos metros,
dormir la siesta,
vivir cien años.

Mano Lenta lo dijo


Gracias por haberme hecho ser humano
podías haberme hecho rana o vaso
y habría que verme de rana
gorda y cantando
o vaso de vidrio barato.

Podías haberme hecho nube de paso
o triste tortuga o largarto
y me hiciste poeta y despacio...

Gracias por no haberme hecho legionario.
Y además gracias por no soltarme de tu mano.

El Usuario Anónimo lo dijo

Gracias a ambos.

viernes, 16 de diciembre de 2005

Tortuga

La mascota de mi hija se llama Kika. Es una tortuga de unos 3 centímetros de largo. Un reptil como mascota estimula mucho más la imaginación que un perro, de la misma manera que dicen que un caballo de cartón es mejor que una GameBoy. Además sea la mascota que sea, a los dos días el niño se desentiende de cuidarla. Por eso yo prefiero reptil.

El martes E. dijo: se te está poniendo mala, si no le da el sol se le ablandará el caparazón y luego se morirá. Yo creo que E. de tortugas no tiene mucha idea pero lo dijo con tal convicción que yo tomé nota. Y ayer la saqué al sol. Pero tuve un día ajetreado y se me fue el santo al cielo. Y esta mañana. ¡La tortuga! La pecera tenía una capita de hielo. Yo pensé que ya, la pobre, ni para una sopa. Pero no. Ha sobrevivido. Desde luego como seres que pueblan la tierra estamos peor preparados que ninguno. Una hormiga se cae de una altura veinte veces su estatura, y nada. Una tortuga ¡de California! la dejas en pelotas en una helada, y como si tal cosa, ni estornudar un poquito. Y en cambio a mí, me falla el ADSL y me pongo de los nervios. No es normal.

jueves, 15 de diciembre de 2005

miércoles, 14 de diciembre de 2005

Cesta de Navidad

He bajado la persiana. Así entra menos frío.
Suenan las risas de una niña. A pesar de que duerme, el silencio de esta casa está adornado con los ecos de su voz.

Pertenezco a esa parte de la población que no recibe cesta de Navidad, ciudadanos de segunda clase. El otro día estuve a punto de comprarme una y ponérmela a mí mismo como una sorpresa. Yo me sugestiono muy bien, y entre que la escondo y la descubro puedo olvidarme de que fui yo quien la pagó, la trajo y la guardó. Me haría ilusión encontrármela, de repente, porque nunca en mi vida me han regalado una cesta. Ni jamón, ni paletilla, ni lata de berberechos siquiera. Bueno, el año pasado me regalaron una bolsa muy bonita que me ha hecho un estupendo servicio. Coméntándolo con E. que tampoco recibe cestas ha dicho.
- Son como la pareja.
- ¿Qué? -extrañado.
- Sí, las cestas de Navidad son como la pareja. Muchos de los hombres que han pasado por mi vida eran como cestas de Navidad.
- ¿Y eso? -más extrañado.
- El envoltorio es bonito, te hace mucha ilusión conseguirlas... Pero cuando las abres descubres que la mitad de las cosas no te gustan. O no son lo que tú querías. Que te gustaría que hubiera más dulce, o más salado, que detestas las puntas de espárragos o que el l omo está duro y reseco.

martes, 13 de diciembre de 2005

Mousetrap



La misma cosa, dependiendo de cómo se mire, puede ser maravillosa o penosa. La verdad no existe. Ójala. Dejadme que me ponga esta mañana del lado del ratón. Es que he dormido poco.

domingo, 11 de diciembre de 2005

Manos que crean



Ja nos manda otra foto.
Yo me quedo mirándola.
Un rato.
Manos que crean son manos que miran.
Con el aparatito.

sábado, 10 de diciembre de 2005

Armonía

Si somos descaradamente imperfectos física y mentalmente; irregulares, aleatorios... El que más o el que menos tiene una oreja distinta de la otra (el que suscribe p.e.), una pierna un poco más larga, una teta más fría...

¿Por qué nos empeñamos en dar a los objetos que nos rodean apariencia de perfección?. Hacemos los suelos de las casas perfectamente cuadriculados, pintamos las cuatro paredes de la habitación exactamente del mismo color, nos amarga la vida un rayón en la puerta del coche, las ventanas los colocamos siempre perfectamente horizontales. Nadie lleva una manga larga y otra corta, ni siquiera una de un color y otra de otro. Los botones alineados y los intervalos entre ellos exactos, los dos puños idénticos ¿por qué, si las manos son distintas?. ¿Es una forma de buscar la armonía de la que carecemos? "Si soy capaz de poner el cuadro horizontal, yo también estaré equilibrado" ¿es ése el razonamiento?

El caso es que luego nos quejamos de que nos aburrimos, cómo no vamos a aburrirnos con las casas y las cosas tan cuadriculadas que tenemos.

Esto barruntaba yo, ayer, mientras quitaba el gotelé de la que será mi habitación. Empecé pensando que lo dejaría intencionadamente irregular. Pero cuando iba a medias de la primera pared, me salió de dentro una fuerza interior del tipo "todo lisito, lisito, perfecto" más propia de mi abuela o de mi madre. Y me paré a reflexionar: ¿dónde vas gordito? ¿por qué lo quieres tan liso? Y como no encontré una respuesta con peso suficiente me obligué a dejarlo raro, que era mi idea original. Pero me costó, no creáis. Y así me expondré noche tras noche durante años a la asimetría de esas cuatro paredes. Es un experimento, a ver si eso afecta a mi personalidad. A peor no creo que vaya, la verdad.

Mientras raspaba y raspaba: ¿quién inventaría el gotelé? ¡Cuánto mal ha hecho a la Humanidad!. ¡¡Así se pudra en el infierno junto al del papel pintado!!

jueves, 8 de diciembre de 2005

Arena

Me recorren ríos de arena.

Y yo, la verdad, preferiría tener sangre. De esa roja, corriente y vulgar, la de toda la vida. La de la vida, en general. Es más cómodo para las transfusiones.

- ¿Grupo?, pregunta la enfermera.
- Caliza, respondo yo.
-Aurora, ven a atender al señor (con retintin) ya está aquí el moderno de los lunes.

Dirán ustedes vosotros que a qué viene esta licencia poética, que de dónde me he sacado la metáfora. No, no es metáfora, es verdad. Si me hago un corte al afeitarme no me sale sangre. El otro día me cogió a traición una lata de mejillones en escabeche, me hice un buen tajo, y nada: solo salía arena. Los mejillones me quedaron un poco berberechos.

Pero yo ya sé por qué es. Una noche de éstas, entrando en Madrid. Las calles vacías. Me dí cuenta de que estoy lleno de arena porque soy un saco de boxeo. De los que se usan para entrenar. Y por mucho y muy fuerte que me den, aguanto. Y si me descoso un poco o se me abre una fisura... sale arena, nada más.

Antes de ser saco, fui boxeador. Pero se me pasó el arroz, demasiadas noches terminé con la cara como un cromo. Es por eso que ahora me recorren ríos de arena.


miércoles, 7 de diciembre de 2005

Coches



Ya no hacen coches con cara de buena persona. Como éste. Su mirada de asombro, sus cejas bien depiladas, la frente despejada.

Me recuerda al Avia. Mi abuelo tenía un camión Avia -bueno, lo tenía su jefe, mí abuelo solo lo trabajaba- que tenía la cara más simpática que he visto yo nunca en un vehículo a motor. Grandullón, buenazo. Un poco simple, eso sí. Por eso mi abuelo, cuando lo aparcaba le ponía unos calzos de madera. Para que no se fuera calle abajo.

En cambio los coches ahora no tienen cara. O, si la tienen, es de estresados, estreñidos y agresivos. Y son todos muy parecidos.

En los interminables viajes que hacíamos en el 131 de mi padre (ése tenía una cara bastante seria) me fijaba en los faros de noche. Me los aprendí. Era capaz de saber qué coche era por los faros. Era cuando en este país los modelos de coches se contaban con los dedos de las manos de una familia. Ahora es imposible. Por variedad y por sosez.

martes, 6 de diciembre de 2005

Medicamentos

Un día de estos van a inventar un medicamento que compense nuestros estados de ánimo. Y ese día nos van a joder bien jodidos.

Ya no habrá subidas y bajadas. No saldremos a la calle con ganas de besar al primero que pase. Si vemos una señora con un perro de esos pequeñajos con lacitos cagándose en la acera -la dueña mirando a otra parte- no nos entrarán ganas de matarlo. En cosas como ésa se notará que nos han ajustado la serotonina, nos han equilibrado la proteína de la pena y nos han estabilizado las hormonas que nos arrebatan.

Se acabaron entonces las cartas de amor, las canciones románticas, los piropos por las calles...
Y ese día, los habitantes de la Tierra nos pasearemos con esa sonrisa insípida que lucen los psiquiatras (no todos).

lunes, 5 de diciembre de 2005

¿En defensa de qué?

Esta imagen, según leo en el atrevido y necesario manifestómetro, fue captada en el acto en defensa de la Constitución que organizó el Partido Popular el sábado 3 de diciembre. ¡Sin comentarios! Pasen y vean la fotografía-denuncia. Esta página demuestra que se puede hacer información de verdad, y no la que se encuentra en los periódicos al día siguiente de una concentración. Ya verán. Les prometo una de El País -ese ejemplo de libertad, objetividad y buena hacer que tiene sorbido el seso de la progresía más culta pero menos autocrítica que se ha visto en generaciones- que no tiene desperdicio.

viernes, 2 de diciembre de 2005

Esto

Casi las 2.
Llego con una cerveza, dos vinos y un mojito.
Me dejé una ventana mal cerrada y un biruji (paso de mirar si es con g o con j) atraviesa la casa como un gato cabreado.
Me quito los zapatos. Me cepillo los dientes. No me cepillo el pelo. No me cepillo nada más. Leo una página de Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos sentado en el váter. No me río aunque me hace gracia porque si despilfarro las fuerzas lo mismo no me dan para llegar a la cama. Me miro en el espejo. La piel blanca, algún puntito rojo. Blancuzca piel de invierno sembrada de pelos, muchos pelos.

Recuerdo dos cositas de la salida nocturna: "Cotorra argentína es una redundancia" remate a gol de F., pase de N.
En el estreno estaban Federico Luppi y un tipo que se parecía mucho a Gandalf.

- Pero qué blancucho estás, gordito. Te vendría bien un poco de sol.
Camiseta, que me enfrío.

Tomo mi dosis de Omeprazol con más agua de la necesaria. Lo hago para que la pastillita pueda flotar bien, y remar, y así llegar al sitio donde debe actuar dentro de mi estómago.

La conexión de internet sigue sin funcionar. Apago el ordenador. Me meto en la cama. Está fría. Me joden dos cosas de esta cama en este momento. Enumero: 1. que esté fría. 2. que haya tan poca gente en ella. Voluntarioso y optimista creo que me esforzaré en arreglar lo primero, y si lo consigo, cosa bastante probable, me sentiré satisfecho por haber alcanzado un 50% de los objetivos a estas horas de la noche y teniendo como tengo el cuerpo y el cerebro hecho unos zorros ¿Me dormiré antes de calentarla? ¿O después?

Compruebo el despertador. Cambio el cedé por uno cualquiera sin mirar la carátula.

Respiro hondo ¿Vivir es esto? Tanto rollo ¿para esto?

jueves, 1 de diciembre de 2005

Más o menos a las dos

Más o menos a las dos. He recogido la cocina después de una cena con amigos. Suelo ponerme la tele mientras friego. La tele con fairy no está mal. Pero sola no la soporto. A esta conclusión llego cuando me siento en un taburete y zapeo. Se salva por los pelos Buenafuente. Y los documentales y programas raros de La 2. Aunque no se salvan lo suficiente como para que yo me quede.

Bajo y veo que el ordenador está encendido. No puedo evitar echar un vistazo a algún blog y ver si ha llegado algún correo. Descubro que C. se entretuvo mandando a su papá un correo mientras él preparaba la cena, por eso estaba tan calladita.

Es el primer correo que me escribe. Tiene 7 años recién cumplidos. Creo que lo he dicho aquí alguna otra vez. Y hace sus pinitos con el ordenador. Se sienta en mis piernas y jugamos a algún juego de orisinal.com. A C. le fascina que su padre escriba con todos los dedos y muy deprisa mientras que ella tiene que buscar las letras de una en una. Al mismo tiempo yo babeo al ver cómo se hace mayor vertiginosamente. Y babeo admirando su cerebrito, su inocencia, su capacidad para mirar las cosas cotidianas descubriéndolas, sin el sesgo intelectual. Eso hace que me acuerde de una conversación pasada.

El domingo en la comida mientras daban las noticias en televisión:
- Papá ¿qué es un partido?
- Un montón de gente que quiere poner a un amigo suyo de presidente para que nos mande a todos.
- El rey, el papá, el cura, el alcalde, el presidente, el maestro, el director, el príncipe y esa rubia...
- ¿La presidenta de la comunidad de Madrid?
- Sí, ésa. Hay muchísima gente que nos manda. Yo creo que son demasiados, con el rey y el alcalde sería suficiente.

Otra:
- Papá, ¿qué es otorgar?
- Dar
- ¿por qué dicen esas palabras tan difíciles? Así los niños no nos enteramos de las noticias.
- Por eso lo hacen hija. Su finalidad no es exactamente que les entendamos, sino hablar y hablar, llenar la hora que dura el telediario.
- Como tus canciones, que dices que aunque no se entienda toda la letra no importa. Que lo que importa es el soniquete.
- Eso es. Pasa lo mismo con los periodistas que con los cantantes, lo que importa es el soniquete.

miércoles, 30 de noviembre de 2005

¡¡Atención!!


Pásalo a todos los contactos de tu lista de direcciones como si fuera una transfusión necesaria en el hospital general de Murcia (al tipo le dieron el alta hace dos meses), el famoso teléfono móvil que regala Nokia (todavía hay gente que pica en esto), el últimísimo virus que hará que tu prdenador salga ardiendo y te chamusques las pestañas o lo de limpiar las latas de cocacola si bebes a morro porque se puede haber meado una rata en el almacen y el pis de rata tiene un veneno malísimo que mató a un señor que iba en un barco.

Pero no.

Esto es verdad de la buena. Alerta a todos tus amigos que será mejor para la humanidad.

La marca Kinder está comercializando unos hipopótamos de galleta y chocolate que son peligrosísimos. ¡¡¡¡Cuidado con los Happy Hippo de Kinder!!!! No los compréis. Y decírselo (yo sé que se escribe decídselo, pero en estos mensajes de alerta social se permiten faltas por la urgencia). Ni se os ocurra probarlos. Contienen alguna sustancia altamente adictiva. Traen cinco unidades y un envoltorio con un premeditado aire inofensivo. A las pruebas me remito. Ayer abrí uno, me lo comí, y como guiado por una fuerza que anulaba mi voluntad volví otras cuatro veces al armario a devorar los cuatro restantes.

¡¡Es una vergüenza que, además, invoquen nuestra sensibilidad con esa carita que le han puesto al hipopótamo!!

Luego no digáis que no os he avisado.

Oficios Fascinantes X

Comprobador de Firmas. Cada vez que uno paga con tarjeta le hacen firmar un papelito. Esos papelitos los guardan y, cuando tienen un buen montón, 200 o así, se los mandan a la oficina del comprobador de firmas. El Comprobador trabaja solo, bueno, con una secretaria. Los ordena por bancos y al día siguiente coge la carpeta con los 200 papelitos y se recorre las entidades bancarias donde cada uno firmó su tarjeta. Las oficinas de bancos son el único sitio donde se guardan los originales de la firma. En un cartón, te acuerdas.
El Comprobador de Firmas tiene una vista prodigiosa (y una lupa) y sabe si una firma es verdadera o falsa al primer vistazo. Tiene también un montón de bonobuses gastados.
Yo, esta mañana he falsificado mi propia firma en un par de tiendas con el propósito de que el Comprobador de Firmas se dé cuenta y vengan a buscarme para aclarar la situación. Así podré conocerlo.

martes, 29 de noviembre de 2005

Cuando me pongo trascendental...

...la cago.

Lo tengo más que comprobado. Me pongo autárquico, autista, autonomásico y me bloqueo creativa y emocionalmente. Si me pongo trascendental un rato, no pasa nada. Si es de noche -una conversación filosófica, una copita de ron...- normalmente se me pasa durmiendo. Me levanto con la boca agria, asquerosa o con un nudo en la garganta, de corbata; pero con un enjuague y un respirar fuerte... adiós. Lo malo es cuando se me cruza una decisión, un trabajo importante, o una hormona que no tengo controlada: una prueba. Entonces me reconcomo durante varios días: que si voy a dar la talla, que si no. Y en vez de expandirme, me involuciono... y entonces: la cago. No de golpe, la voy cagando poco a poco, lo noto. Y tengo que cortar por lo sano, echarme una buena bronca, llamarme pedante y gilipollas con elle y hasta gilipoyas con y griega. Además ocurre que el tomarme muy en serio, a mí me deja baldao (baldado me suena muy mal lo siento).

Todo esto para contar que he pasado unos días trascendente, o trascendental (no sé), yo creo que en parte porque se me rompieron las gafas. Sí, para mí que ése fue el detonante. Y en los días trascendentes me ponía a escribir en el blog y me salían unos churros... unos churros tremendos, así como dorados, y con adornos, churros floreados ¡¡terrible!!. Y luego se me estropeó la conexión de las narices (quiero decir ONO, antes Auna, antes Wanadoo, antes Retevisión; menudo morro). Pero esta mañana, a raiz de esnifar tennconbioalcohol, sí, el tufillo sanitario revitaliza, me he dicho cuatro cositas a voces y se me ha pasado. Lo he hecho utilizando la fregona. Le das la vuelta y te queda una rubia flaca, bajita y muy temperamental. Rubia de bote, claro. La dejas que te insulte con vehemencia, que te ponga los puntos sobre las íes, que te diga lo que no quieres oír, y luego la das la vuelta, la metes en el cubo, la escurres y a frotar. Habitación, cocina, pasillo, baño. En silencio, con método. Y así poco a poco te vas reconstruyendo y te ubicas en el universo. Como una motita, que es lo que eres, y ya puedes hacer lo que te apetezca, y reírte y pensar y sentir sin trascendencias, y tener todas las dudas y contradicciones y dudas (esto creo que ya lo he dicho pero no está de más) que quieras porque como eres poco más que un átomo a nadie le va a importar. Y el mundo que lo salven otros. Uf, que alivio.

Ya estoy, otra vez aquí.


lunes, 28 de noviembre de 2005

Decir que no es muy difícil. Hoy voy a decir que no. Un no argumentado, sentido, con cierta vergüenza porque a los amigos jode decirles que no. Además, es lunes, y los lunes hay que decir que no, porque la semana, si le dices que sí, se te embala, te mira por encima del hombro y ya no hay quien la domine. Hoy voy a decir que no. ¡Qué difícil! Quizá pronto diga que sí.

Lunes

Los lunes duelen.
No todos.
Este lunes duele.
Me habría quedado en la cama. Una semana más.
- Que empiecen sin mí.
Me he despertado con el Quisiera ser del Dúo Dinámico.
- Pero chaval, tú estás mal.
No ha sido casual. Lo elegí a propósito, como un chute de optimismo. Ese marchote que tenían, y los chalecos rojos. Porque algo me decía anoche que este lunes iba a ser de los que duelen.
Me desperezo.
Me preparo mi colacaocondigestives. ¿Y si sólo era falta de glucosa?
Me asomo a la ventana. Frío y gris.
No, no era falta de glucosa.
Algunos lunes, decididamente, duelen.

martes, 22 de noviembre de 2005

Tarima Flotante II

La vida es como la tarima flotante, cierto.
Pero es la vida que queremos que los demás vean. Damos abrillantador, pasamos el aspirador para quitar la pelusa... Pero cuando estamos tumbados, a oscuras, con el techo sobre nuestra cabeza, sabemos, que debajo de lo flotante que ven los demás, está nuestro verdadero suelo. El de la pelusa.
Fdo: Temiro

En teoría, antes deberíamos colocar las piezas grandes, y así luego resultaría más fácil acoplar las más pequeñas en los huecos restantes. Pero eso es sólo la teoría. En la práctica no nos queda más remedio que colocar las piezas según nos van llegando.
Fdo: Iguazú

Tarima flotante

La vida es como la tarima flotante. En colocar cierta pieza pequeña tardas un montón: tienes que medir, cortar, presentar, volver a cortar porque no tuviste en cuenta esto o lo otro... Y en cambio algunas piezas grandes entran a la primera, sin esfuerzo. El problema es que ambas son imprescindibles si quieres que el suelo te quede... no ya bien, siquiera aparente.

lunes, 21 de noviembre de 2005

Oficios Fascinantes IX

Recorres la emetreinta. Con paciencia. No, con paciencia no; con resignación. Y lo ves aquí y allá una y otra vez. Estoico. No es el mismo, pero se parece mucho. Es el obrero que maneja la señal de stop/pasen. Ni el mulato de dos metros, ni el eslavo fortachón, es un tipo escuchimizado con un chaleco amarillo que le viene grande. Por las mañanas el capataz dice: "Entre vosotros cuatro que estáis que dais pena: echadlo a suertes". Y le toca hoy a uno y mañana a otro. Si es verano se torra y si es invierno se queda pajarito.

Manejar la señal de stop/pasen es oficio de alto riesgo, sobre todo en la emetreinta que van todos como locos. Y de mucha responsabilidad, porque si algún coche se estrella te echarán la culpa a ti. "¡Que va a salir una hormigonera!", y tienes que ponerte como un banderillero a la puerta del toril a sujetar el chorro de coches.

No puedo evitar pensar que es una injusticia que la obra la inaugure el alcalde, la tenía que inaugurar el obrero del stop/pasen que es quien la ha visto crecer.

El obrero de stop/pasen es en su edad y su gremio la correspondencia del niño-portero en el patio de un colegio. ¿A quién hemos puesto de portero cuando teníamos 10 años? Reconozcámoslo, no era al más hábil con la pelota, ni al más cachas, no; elegíamos a uno pequeñín, que no protestara, y sobre todo, que no llorara cuando se llevara el balonazo. Pues el obrero de stop/pasen es lo mismo.

Y cuando se le cansa el brazo derecho de subir y bajar la señal. A diferencia de las cajeras de Mercadona él no puede cambiarse de lado.

Llega el primero al tajo. Se va el último. ¡¡Y los insultos que se lleva el pobre hombre de los conductores iracundos...!! Lo miro con preocupación porque está expuesto a los accidentes horribles típicos del sector de la construcción y por añadidura a un puñado de enfermedades psicológicas como baja autoestima, depresión, brotes paranoicos... Sin embargo, con qué garbo y que elegancia mueve la señal de arriba abajo. Lo admiro.

El hombre del stop/pasen ¿nace o se hace?

domingo, 20 de noviembre de 2005

La Mano que Enseña

Estimadas manos:

Aquí os envío una mano de una amiga que enseña. Es maestra.

Un beso.
Temiro y no estás aquí.

viernes, 18 de noviembre de 2005

Absolución

Hoy me absuelvo por falta de pruebas.
Y, de paso, me disuelvo en la neblina del cansancio.
Hoy están de puente el juez, el abogado y el fiscal.
La señora de la limpieza y el conserje.
Hace fresco, no se crean.

He puesto el traje de Supermán en el programa caliente
y me ha salido desteñido, encogido.
Vaya mierda de traje de Supermán.

Mañana tendré que salir a cazar malhechores con la malla de rayas.
O en chándal de tactel, que es peor.

Suena el camión de la basura.
Apago las luces.
Me lavo los dientes.
Me meto en la cama.

Miro las estrellas que hace el gotelé en el techo.
No las veo bien sin las gafas.

Como soy ateo, pero muy meticuloso
antes de dormir me encomiendo a las ferreterías,
a las chocolatinas, a las gasolineras abiertas toda la noche,
al redbul que me protege. A los amigos, a los esemeeses,
al sucedáneo del caviar, al tipo que inventó el pelapatatas.
Pero no necesariamente en este orden.

Cierro los ojos y me absuelvo.
No porque crea en mi inocencia,
sino por falta de pruebas.

jueves, 17 de noviembre de 2005

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Oficios Fascinantes VIII

Presentador de Teletienda. Hasta hace un par de décadas cada madre queria que su hijo fuese lo más, y por "lo más" se entendía un ingeniero, un abogado o un dentista. Algo así. Pero ahora no, ahora las madres miran la televisión y sueñan con que su hijo se haga Presentador de Teletienda.

El Presentador de Teletienda (en adelante PT, para ahorrar, que está la cosa muy achuchá) es un tipo optimista, con la dentadura perfecta y el peinado inamovible. Trabaja de noche, eso es lo malo, de madrugada. Habla idiomas (normalmente inglés subtitulado o maldoblado).

Hasta hace unas décadas una madre quería que su hijo fuera ingeniero para decirle a sus amigas "mira qué puente ha construido mi niño". Porque construir un puente se entendía que era una labor compleja que no estaba al alcance de cualquier hijo de vecina. Lo mismo se puede decir de levantar un edificio de 23 plantas o de una operación de trasplante de corazón, por eso era fenomenal tener un hijo cirujano o arquitecto. Pero hoy en día... contéstame, por favor, con sinceridad: ¿qué es más difícil: hacer un trasplante de hígado o vender una máquina de musculación de esas perfectamente inútiles, mastodónticamente grandes, desacaradamente caras a un tipo sin un duro, lleno de michelines que vive en un piso de 50 metros en Pinto? El PT es un monstruo. Un genio de la comunicación y del optimismo.

Cómo puede estar a las tres de la mañana, con una sonrisa perfecta y energético perdido vendiendo aquí y allí y donde le digan. El mismo que la semana pasada te quería encasquetar un colchón de matrimonio que se infla solo, hoy te ofrece una rayadora de zanahorias de titanio que si la compras te regalan un bote de desengrasante XH235, que te deja la cocina como la patena en un pispás. Un PT es capaz de pasarse 10 minutos revelándote cómo un banco de abdominales te puede cambiar la vida... y sin reírse. Eso es talento.

Cuando un PT se jubila de la pantalla (tan podrido de dinero que deja de interesarle trabajar por la noche. El horario es sin duda lo peor del trabajo) le llueven las ofertas de políticos y empresarios para que les cuente sus trucos y les entrene. Casi todos los que llegan a presidentes de una nación están asesorados en la sombra por un PT retirado que les explica cómo han de hacer para convencernos a los electores de comprar dos robots de planchado por el precio de uno, con un líquido reparador de arañazos de carrocería de coche como anzuelo. Fascinante. ¿o no?.

martes, 15 de noviembre de 2005

Llueve

Tengo la vida como el dormitorio: amplio, buena vista... pero con algunas goteras.

Me gusta que llueva. Por el olor, por la cadencia, por la luz tamizada... y me gusta porque con ella, con la lluvia, a uno le consienten mejor las melancolías. "No, no me pasa nada: es el tiempo".

He estado tres días sin conexión a internet. Por eso no he venido por aquí.

Se oye llorar a una mujer en la calle. Varias vecinas nos asomamos. No veo a la mujer porque las ramas de la acacia la tapan, sí al hombre. Está tranquilo, vuelve al coche obedeciendo las súplicas de ella: "ven conmigo, por favor". Suben ambos y se van. No suelen oírse llantos de mujer en esta calle. Más bien ladridos de perros y los gritos de una madre a un hijo alcohólico. Dos casas calle abajo. No, no pasa nada: es el tiempo.

viernes, 11 de noviembre de 2005

A lo que salga

Escribo sin modelo, a lo que salga.
Escribo de memoria, de repente.
Escibo sobre mí, sobre la gente.
Como un trágico juego sin cartas, solitario,
barajo los colores, los amores,
las urbanas personas. las violentas palabras...
Y en vez de echarme al odio, o a la calle, escribo a lo que salga.
G. Fuertes

Esta mañana había quedado con una mujer para hablar de trabajo. Cuando se ha ido me ha dejado un libro de poesía. De regalo. Me he quedado pensando en la suerte que tengo. Por todo, pero, hoy en concreto, creo que tengo suerte de tener un trabajo en el que, de vez en cuando, se me cruza la poesía.

A veces resuenan en uno ciertas miradas, ciertos roces. A veces resuenan las palabras. Y la sensación no es muy diferente con las miradas, los roces o las palabras: resonar. Vibrar a la vez. Es que "conmover" me resulta muy de serie televisiva o de anuncio. Prefiero "resonar".

"Escribo a lo que salga, en vez de echarme al odio o a la calle".

Gracias.

Biblioteca

Tengo por biblioteca unos cuantos estantes.

No hay muchos libros, la verdad. Hay en cambio un montón de huecos.

Los huecos son de libros que nunca volvieron. También hay huecos de libros que me prestaron y después retorné a su dueño.

Entré los libros que presté y los que me prestaron tengo una extensa biblioteca de huecos. La contemplo de vez en cuando y me deleito en esos libros saboreados, compartidos... y pienso que quizá lo mejor de los libros sean esos espacios, los lugares que un día llenaron, en la estantería pero sobre todo en nosotros mismos.

jueves, 10 de noviembre de 2005

Firmas

Hola, buenos días:

Estoy recogiendo firmas para que la lujuria, la pereza y la gula dejen de estar considerados como pecados capitales.

¿Querría colaborar?

P.D.: Pienso mandárselo a Zapatero, así si quieres aprovechar para pedir algún otro pecado, o cualquier cosita que te venga bien, no lo dudes.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Bibi, la pequeña bruja

He tenido varias vidas en lo que al cine se refiere.

En la primera vida tenía un cine a la vuelta de la esquina, y allí veía las de Bruce Lee y las de Terence Hill y Bud Spencer porque eran las que ponían, ni más, ni menos. Todos las semanas hacía la cola del Cine Alvasan. El acomodador vivía en mi bloque, tenía una linterna Cegasa y regañaba si hablábamos.

La segunda vida comenzó cuando abrieron cinco salas en mi pueblo y el Cine Alvasan se convirtió en un todoacién. Allí, pues cine comercial y alguna ganadora de festival que ponían los jueves e íbamos cuatro.

La tercera vida comenzó con la facultad y una novia que decía que ella no estaba dispuesta a ver ni una de esas americanadas dobladas. Me adapté con facilidad a ver lotería: unos días buenas historias y otros muermos ensalzados por la crítica. Eso sí: todos leídos.

Ahora estoy en mi cuarta vida en lo que al cine se refiere. Y el domingo fui a ver Bibi la pequeña bruja y el misterio de los búhos azules. Gran cartón de palomitas y gran cocacolalait con dos pajitas gigantes. La anterior fue Wallace y Gromitt la rebelión de las verduras (¿por qué le ponen títulos tan largos a las películas de niños?. Las aventuras de Winnie the Pooh, Bob Esponja, Madagascar... esas son las últimas que he visto. A veces doy una cabezadita, lo reconozco; pero otras me meto en la historia, me dejo llevar... y lloro.

-Anda ya.

-Te lo juro.

-Joder O. ¿estás gilipollas o qué te pasa?

-Que sí, que me entrego; me identifico con las situaciones -no es difícil, están muy bien hechas- y cuando llega la escena sensible, pues lloro.

-¿Cuándo te pasó por primera vez

-Con Hermano Oso, a los 33 años, no veas qué lagrimones.

Y el domingo cuando al final de la película la amiga de Bibi se encuentra en un sueño con sus padres que se habían matado en un accidente de tráfico y la miran con ternura y ella a ellos y parece que se van a volver a unir pero al final se acaba el sueño y la pobre sigue paralítica y huérfana, y el único consuelo es un búho, y en cambio la chica sonríe y se conforma en vez de cagarse en la hostia puta que es lo que habría hecho cualquiera... pues servidor intentando contener el hipo.

Lo peor es que mi hija de siete años no llora. Yo tampoco lloraba a su edad, eso es verdad. Excepto con Bambi. Quien me diga que no lloró con Bambi es que no tiene corazón. Pero ahora... Yo he hecho una introspección y he llegado a la conclusión que el cine de arte y ensayo me ha afectado al sistema inmunológico sentimental. Por eso mi consejo es que si llevais muchos años en el rollo intelectual: directores con nombres difíciles, planos maravillosos (Lluliet Binosh tres minutos con la misma cara de pavisosa que no se sabe si va o viene pero que es vegetariana eso seguro), secuencias complejas llenas de matices, que tratan problemáticas sociales postestructuralistas, con una sintaxis exquisita y un discurso estético arrebatadoramente novedoso, estáis completamente indefensos frente a una película de niños. Y, si se os ocurre entrar, os podéis llevar un berrinche de cuidado.

Luego no digáis que no os he avisado.

martes, 8 de noviembre de 2005

La Opera

He estado en el Teatro Real.

Era la primera vez. Antes había estado dos veces antes en la ópera (Mozart y Brecht/Weil) pero nunca en el Real.

Y lo he pasado muy bien a pesar de que la obra era una chica feucha vestida con una ropa muy bonita y muy cara. Si hubiera estado mi abuela habría sentenciado: música ratonera.

Agradezco a C. que me haya invitado porque no he perdido ripio, estaba como un niño cuando le sueltan en una tienda de juguetes. Me ha gustado mucho la experiencia, todo era muy interesante. Por ejemplo, en un momento dado baja el telón y, cuando sube, el suelo del escenario se ha hundido. empieza a subir... y sale un árbol de 10 metros de alto y otros 10 de envargadura, no exagero ni un pelo. Sólo por ese instante merecía la pena estar allí. Claro que el hecho de que el momento culminante de una ópera haya que agradecérselo a la ingeniería en vez de a la música, da que pensar. Se notaba que había muchos muchos medios al servicio de buenos profesionales. El director, por ejemplo, iba muy guapo y no quería salir a saludar de humilde que era, pero le insistieron y no se pudo resistir. Había muchos figurantes, pero muchos. Un maravilloso vestuario, unas luces increibles, una escenografía muy efectista... pero no encontré ni un poquito de emoción.

Me he venido a casa con un interrogante:

¿Aguantarán las señoras de los palcos la respiración durante las dos horas y media que dura la función?¿Cómo hacen si no para que no les tintineen los collares y las pulseras? ¿Entrenarán en casa antes de salir? ¿Venderán en Gucci sordinas pulseriles? Es que ni en los pasajes pianissimo se oía un clinck clink. Fascinante.

Me he venido a casa con una respuesta:

Ya sé por qué no puedo ser rey. El palco real está a la vista de todos y con la facilidad que tengo yo para dormirme a la primera de cambio, imaginaos, qué mala imagen. Un rey no puede quedarse sobado en un espectáculo, está muy feo.

lunes, 7 de noviembre de 2005

Los Mandamientos

Cuando me despierto me dan puntos raros. ¿A ti no? Esta mañana he abierto los ojos pensando en los 10 Mandamientos de la Ley de Dios. He intentado recordarlos: hasta que no los digas todos no te levantas. Los he repasado una y otra vez y me faltaba uno. ¿Pero no me los habían grabado en la memoria ROM de pequeño?

Seguía buscando el que me faltaba, y no aparecía. Bueno, mientras espero a que aparezca aprovecho y me hago un examen de conciencia. Esta semana he codiciado a la mujer del prójimo, no he santificado ninguna fiesta, no estoy seguro de haber amado a Dios, ni de haber honrado a mis padres, eso sí he puesto las lavadoras necesarias y no me ha desteñido nada. ¿Actos impuros? pasapalabra. Si hubiera rebajas de temporada en los mandamientos nos los dejarían en Norrobarás y Nomatarás, los contundentes, que se entienden bien y se llevan sin mucho problema, digo yo. Sigue sin aparecer.

Cuando llego a la conclusión de que no encontraré el que me falta ni aunque me asome a las puertas del infierno o haga regresiones a la infancia cuento hasta 3 y salto de la cama.

Me han invitado F. y N. a comer en su casa, N. Ha hecho unas fabes con almejas muy ricas.

- ¿Vosotros os acordáis de los Mandamientos?

Me miran con cara entre preocupada y compasiva. Porque me quieren.

N.- Tienes que salir más, divertirte...

- Que no, mujer, que es que esta mañana me he levantado con esta copla.

Yo confiaba en N., que estudió en las monjas, pero me defrauda... en cambio F. -más ateo que Dios (Dios, si es un tío majo tiene que ser ateo, de otra manera sería autocomplaciente y ególatra y entonces no sería divino) se los sabe de verdad ¡¡¡los 10!!!. No entiendo nada.

sábado, 5 de noviembre de 2005

Ayer fui a Segovia

Yo detesto Segovia. Lo siento. Debe ser visceral o un trauma o algo, pero el caso es que la detesto. Me parecen muy bonitos sus monumentos, pero yo no vivo de monumentos. Me encantan sus comidas, pero eso no es suficiente. El resto lo detesto. Excepto a mi abuela. A ella la quiero. Por eso fui.

En vez de ir por la autopista cogí el camino de Navacerrada. Esto me hizo pensar que tengo rasgos psicológicos comunes con Caperucita Roja: voy a ver a mi abuelita, que está malita, y elijo el atajo que cruza el bosque en vez de el camino fácil. Como siento por Caperucita la devoción que otras tienen por Bradd Pitt, me sentí a gusto con las coincidencias. Y aproveché para silbar unas cancioncillas populares.

El trozo de carretera entre el puerto y La Granja es sencillamente precioso. Y conducirlo en otoño un placer. Llovía, olía a tierra y a verde: a cosas de verdad. Habían tirado unas cuantas toneladas de pintura amarilla y ocre y naranja y roja encima de los árboles que bordeaban la carretera y lo habían iluminado todo con una luz suave, filtrada con un poco de gris. En esto se gastan los millones de las subvenciones para fomentar el turismo. Me parece bien.

En Segovia compartí la tarde con mi abuela. Me había preparado tortilla de patata. Comí un trozo y me puso el resto en una tartera. "Llévatela hijo. Y un trozo de chorizo del pueblo". Mi abuela es la única persona del mundo que me ve mal alimentado.

Luego tomé unas cañas con J. Me dieron las tantas. Al volver, noche cerrada, elegí otra vez Navacerrada. No me crucé con nadie. La lluvia arreciaba y la carretera estaba llena de hojas y ramas arrancadas. Los faros del coche iluminaban un trozo demasiado pequeño de estas montañas. El lobo feroz lo tenía a huevo para darme un susto de muerte. Él sabe que yo le temo.

Me acercaba a la fuente que hay pasada la última curva. Suelo parar allí, pero no en noches como ésta. Le eché valor. Frené bruscamente, abrí la puerta, me acerqué a la fuente y dejé la tartera. Con las mismas volví al coche y al cerrar bajé el seguro.

Seguí el camino. Pensando en los días en los que no había coches, ni faros de los coches y la gente atravesaba los bosques para ir a ver a sus abuelitas enfermas. Desde luego ellos eran más valientes.

Adicciones

Me pasa con los bombones, con los nevaditos, con el blog.

Me pasa con el olor de ciertas pieles, con las palomitas, con los buenos libros, con las pipas, con mirar al mar, con algunos colores, con algunos cedés. Con tocar.

Me pasa que empiezo y no puedo parar.

Creo que tengo propensión a hacerme adicto. Un adicto furioso pero inconstante.

¿Y a ti? ¿Te pasa? ¿Con qué te pasa?

viernes, 4 de noviembre de 2005

Prometo...

...no volver a desordenar el calendario (¡qué follón!)

Conversación de domingo

Estábamos picando unos tomates para la paella. Con dos delantales pero un solo cuchillo.

-¿Papá, lo que tiene mi hermano es la enfermedad del pollo?

-No hija, es la edad del pavo.

-Ah, eso.

jueves, 3 de noviembre de 2005

El diente

A O. se le ha caído su primer diente. Está feliz. Los niños son así. Se les caen los dientes y se ponen contentos. Lleva una semana, ¿o son dos años?, suplicando que se le caiga ese diente. ¡Se mueve!, grita por cualquier esquina, le dice a quien quiera oírla, se repite ante el espejo. Y el maldito diente firme, sin hacerle caso. Pues hoy se ha caído. Ella ha venido veloz, ha abierto la boca, me ha enseñado el agujerito de la fila de abajo, rodeado de dientes firmes, y me ha dicho ¡se me ha caído el diente! Luego ha llegado N. y me ha explicado que quizá un estuche sería lo adecucado, que los dos que tenía se los habían roto en el colegio y los lápices andaban un poco sublevados por la mochila. He dicho que sí, que por supuesto, pero al cabo he pensado: ¿cómo va a cargar Ratón Pérez con un estuche? ¡Las madres es que tienen cada cosa!

Aguantarse

Yo no me he podido aguantar y he publicado 6 posts de una vez.
En vez de uno cada día como viene siendo habitual.
A ver si puedes leer uno y no mirar los demás.
Porque hasta el jueves no habrá más.
Para ayudarte les he puesto fechas distintas.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Por ejemplo

"Desde que me dejaste se me ha acentuado todo aquello que te jodía de mí. Qué suerte tienes. Y también se me ha acentuado todo aquello que te gustaba. Jódete. O sea que he vuelto a ser como cuando nos conocimos. Pero sin disimular lo desagradable. Con todo al aire".

Los ángeles no juegan al mus Guillermo Pérez-Frei.

martes, 1 de noviembre de 2005

Edredón

En una casa con gente un edredón es un edredón.

En una casa fría y silenciosa un edredón es una mujer desnuda.

En una casa fría y silenciosa un edredón de plumas es una madre.

lunes, 31 de octubre de 2005

Leer de noche

Llego a la 1,30h de tomar cervezas con F. Veo en la mesilla el Que te follen, Nostradamus de Roger Wolfe. Pienso que si me meto en la cama con él me dormiré ipsofacto (o como se diga). Para durar un poco más me voy al váter (podría decir baño o aseo, pero son las tantas y estoy cansado, mejor váter).

Se lee fenomenal en este váter, tiene muy buena luz. A las 2.30h se me cae el libro de las manos. Me he repuesto de dos trapieses (o como se diga) en páginas sucesivas, pero ahora se me ha caído literalmente, y paso de buscar por dónde iba. Me levanto, me subo los pantalones y me voy a la cama.

domingo, 30 de octubre de 2005

El punto F



Hay un punto en el que si te tocan te desmoronas.

Tú y todos tus compañeros, y yo yambién. Les pasa además a todos los seres y objetos del universo. Este fenómeno se ha investigado poco. Por miedo, normal, los científicos también son humanos y tienen su punto F y sus miedos.

Ejemplo 1: Los karatecas que rompen 3 bloques de hielo o 10 ladrillos. No es porque sean muy fuertes, que lo son, sino porque conocen el punto F y dan justo ahí.

Algún listillo dirá: ¿Y las sequoyas del parque Yellowstone? Pues también tienen su punto F, pero no lo tienen en el exterior, al alcance de los visitantes. Algunas lo tienen alto y un día llega un pájaro carpintero (en inglés Woody Woodpecker) y pica ahí y en cosa de segundos la sequoya se convierte en una montaña de serrín. Las más viejas lo tienen interno, y por eso duran tantísimos años.

El Titanic tenía su punto F, que se lo digan si no a Leonardo di Caprio.

Las grandes masas de hielo de las que se desprende de repente y con gran estruendo un iceberg, también lo tienen. Llega un pingüino despistado da un saltito y BROOOOOOUUUMMMMM.

A mí, el móvil (ver foto) se me ha caído un montón de veces, pero un montón. En cambio, esta mañana en un golpe fortuito contra el suelo... ¡se ha desarmado completamente! Se la llenado el pasillo, la carcasa por un lado, el cristalito de la pantalla por otro, la batería rodando por ahí, la tarjeta, algunas llamadas recibidas, los besos de los mensajes. Y de nada ha servido montarlo otra vez, se había golpeado en su punto F.

F de fatal.

viernes, 28 de octubre de 2005

Desigual

Es muy raro que yo encuentre en Desigual mi talla. Y me fastidia, porque me gustan algunas cosas que hacen. Pero a pesar de todo insisto.

El 5 de febrero me compré una camisa preciosa. De rebajas, con una manga verde y una azul.

En estas tiendas hay dos modalidades: te puede tocar una dependienta anoréxica japuta que te mira "a la planta de caballeros del corteinglés y sin pasar por la casilla de salida. No molesteeeen". O te puede tocar con una dependienta anoréxica japuta que piensa en la comisión y se pone cariñosa "llévatela que te queda divina" aunque estén a punto de estallar los botones.

Me tocó la B. La prefiero. Había poca gente y me acorraló en el probador "Perfecta, te va estupenda". Lo dijo tan bien. Mirando a los ojos, como las buenas enfermeras dicen un novoyahacertedaño. Qué bonito. Se paró el tiempo. Ella pasando por alto mis michelines y yo haciendo la vista gorda con su mentira. ¿No es eso amor? De rebajas, fugaz, pero amor.

Salí de la tienda contento y cogí la calle que lleva más abajo de los 100 kilos, todo recto, porque sabía que allí podría estrenarla. Estrenarla sin meter tripa. Estrenarla de legal. Pero mira tú por dónde que de camino hay que pasar frente al escaparate de La Mallorquina. Con mayúsculas y en negrita, sí, qué pasa.

La camisa sigue ahí colgada, en mi armario. Me la pruebo más o menos una vez al mes. Y me está igual que el día que me la puse en la tienda. Perfecta con una pequeña mentira.

jueves, 27 de octubre de 2005

Teléfono

Marca un número de téléfono, le contestan.

- ¿Diga?

- Desde que me dijiste que no tenía posibilidades han pasado ¿8? ¿10? ¿15 días? Y en este tiempo no te he llamado ni te he puesto mensajes. Casi no me he acordado. No está mal, digo yo. Pero hoy, ahora... recaigo. Está bien, me permito esta debilidad y luego sigo olvidándote silenciosamente ¿vale?.

- Vale

Cuelga el teléfono sin prisa. Uf, mucho mejor.

miércoles, 26 de octubre de 2005

Música para despertar

Ya lo he dicho en alguna otra ocasión: cada noche elijo el disco con el que me voy a despertar al día siguiente.

Es un pequeño rito que llevo a cabo con parsimonia, zapatillas y los dientes limpios. Hasta el día de hoy me han despertado Rod Stewart, Van Morrison, Eddie Reader, Dani Klein, Harry Connick, Diana Krall, Norah Jones, Lisa Ekdahl, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, James Taylor, Stan Getz... eso sin contar los músicos que les acompañan. El que lo hace bien, repite.

Anoche puse a Eva Cassidy, un descubrimiento que he hecho gracias a Lago. Esta mañana a las 8,30 ha empezado a cantar, siguiendo a pie juntillas mis instrucciones.

Vaya trago. Claro, yo la había escuchado en el coche, fregando los platos... pero no así, desnudo, indefenso. Y la infinita tristeza de su voz me ha sacado una navaja y me ha dicho: no te muevas. He dejado que pasara la primera canción para intentar salir de la cama con la segunda. ni por ésas. Si por lo menos fuera feo lo que escucho, pero no, es triste, descarnadamente triste; pero está lleno de belleza.

Una tristeza sublime no te mata si estás en un atasco, ni siquiera te hiere, pero es muy peligrosa cuando tienes las protecciones y las gafas encima de la mesilla.

Bueno, al final pude sacar la mano, alcancé el mando y le di a stop. Pero levantarme así me ha descolocado la mañana. Esta noche seré más precavido. Es importante con quién te metes en la cama, pero lo difícil de verdad es elegir con quién te despiertas.

martes, 25 de octubre de 2005

Señor

En la cola de la caja de Caprabo tengo delante a una viejecita que remolonea.

Está usando el viejo truco: ha mandado al viejecito a por unas "cosillas" que faltaban mientras ella se ha puesto a la cola. Pero han calculado mal la operación o quizás el viejecito no encuentra el omegatrés porque está mirándole el culo a las clientas que han optado por traérselo al súper -cosa que hago yo también y nadie me guarda el sitio. Traerme el culo no, mirarlos.

La viejecita se azora un poco y yo pongo cara de azórate, azórate y otro día no apures tanto. Al final se rinde y me deja pasar. Intento sonreírle con la magnanimidad de los vencedores pero en el último momento no me sale bien, falta de práctica. Llega el viejecito justo cuando la cajera pasa la cocacola laitlimon de 2 litros por el código de barras. Ah, se siente.

Cajera lozana. Unos 20 años.

Ay, con veinte años el mundo es maravilloso. Para ellos y para ellas. Uno carece de celulitis, alopecias, colesterol, hipertensión, divorcio, hipotecas, ierrepeefe, ... y lo que es mejor, ni siquiera imagina que existen. Ja, ya me gustaría a mí que mis problemas vitales fueran el acné y recargar el móvil.

Por hablar así de los jóvenes, de repente me miro en el espejo y me veo con 60 años y la blusa y la pañoleta de la Sección Femenina. Me ha salido una falda de tablas con cuadros escoceses y un perrito enano asqueroso al que llevo monísimo con un chalequito de ganchillo rosa... ¡¡HECHO POR MIIIII!!.

Intento recomponerme y volver a mi estado natural por el método de pensar que los adolescentes tienen un montón de problemas existenciales, están mal pagados en curros que no quiere nadie, los desórdenes hormonales les ponen irascibles, depresivos y salidos simultanea o sucesivamente, sufren un montón cuando no saben qué vaquero ponerse y follan poco. No estoy muy seguro de esto último.

- Uf. Ya estoy mejor.

- Señor ¿me paga o va a seguir mirándose en el espejo?

Me jode lo de "señor".

domingo, 23 de octubre de 2005

El piano

Toco el piano flojito, eso ya lo sabía yo. Pero mi nueva profe está empeñada en que cambie, dice que es una mala costumbre. "Tienes que meter los dedos con fuerza, tienes que apoyarte en él, golpear las teclas", dice con vehemencia. Pero es que, me da miedo hacerle daño, contesto.

Me mira con una cara entre notienesremedio, quévoyahacercontigo nosésireírollorar y tedabaasí. Sí, ya lo sé, M. además de tocar muy bien el piano tiene una gestualidad rica y compleja.

Como me atrae mucho el insight -hasta hace dos días yo no sabía que se llamaba así-, cuando ella se va, me analizo: ¿será porque toco casi siempre de noche? ¿será porque cuando aprietas fuerte, los errores se notan más? Porque yo soy corpulento y pesado, pero no te creas, mi piano lo es más. También canto bajito. ¿Será para no molestar? Coño, pues no cantes.

Lo del insight es una tontería, te lías, te lías, te lías y acabas en el mejor de los casos donde empezaste, o con una mentira bien estructurada como explicación.

Que vale, que intentaré tocar más fuerte. Para qué están los profesores si no es para hacerles caso.

sábado, 22 de octubre de 2005

Manostruz

Esta peculiar mano la ha mandado Cuantró,

...y entrará por la puerta grande a la Colección de Manos.

El museo se encuentra provisionalmente ubicado en el primer día de Abril, el primer día de nuestro blog. Hay que pinchar el link de abril y bajar todo recto. Hemos pedido una sala al Reina Sofía (pequeña, al lado de los servicios) pero tardará. De momento podéis verlo en Abril.

viernes, 21 de octubre de 2005

La mano que busca



La mano que mira desde el Sur (al menos una de ellas) nos ha mandado esta afanosa mano. Muchas gracias.

¡¡Qué cunda el ejemplo!!

Quiero decir el ejemplo de mandar manos.

jueves, 20 de octubre de 2005

La contaminación

Son las 16h.

Me asomo a la ventana y veo un cielo azul limpio, el famoso azul-madrid.

Voy hasta Las Matas y, al volver, veo una gran cúpula de color marrón sobre la ciudad.

Claro, es eso: la contaminación atmosférica es como la estupidez.

Imposible apreciarla desde dentro, en uno mismo. Y en cambio evidente a simple vista en los demás, con cierta distancia.

Son las 18h.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...