martes, 30 de enero de 2007

El rodaballo

Paso por la pescadería.

-¿Quién da la vez?

Me contesta una señora muy morena, bajita y con los ojos rasgados que lleva en el carrito un niño muy rubio.

Delante de ella físicamente, en la vida y en la pescadería, hay otra mujer que no cumplirá los 60 y que no levanta la vista del rodaballo mientras habla con el pescadero.
-Salmonetes.
-¿Cuántos? -dice él.
-Medio kilo. Como vivo sola...
-¿Algo más?
-Dos gallos.
-¿Éstos?
-No, algo más pequeños, son para mí. De ración. Como vivo sola...
-¿Les quito la cabeza?
-Sí.
-¿Alguna cosita más?
-Merluza. Media.
-¿En rodajas?
-Me la preparo a la romana. Tendré para tres días. Como vivo sola...

La señora no mira a ninguno de los demás que estamos esperando. Sólo mira al rodaballo. Tampoco mira al dependiente. Excepto en el momento de poner la mercancía en el peso, por una suerte de reflejo fiscalizador y antiguo. Autodefensa.

Intercambia la información justa con el hombre que la sirve mientras mantiene una conversación mucho más profunda con ella misma. El pescadero no debe oírla siquiera. Ha desarrollado ese reflejo para sobrevivir, igual que los barman.

Me fijo y antes de coger el último paquete vuelve a decir que vive sola.

Intento adivinar en su rostro si la letanía era un grito o un poema. O un poema-grito. O un grito-poema.

Pienso por un momento que vivimos en un mundo raro. ¿Por qué se llevará esa señora tanto pescado? ¿Miedo al colesterol? ¿Un congelador grande? ¿Reservas por si definitivamente nieva en Madrid? ¿O quiere estar preparada por si aparece un invitado de repente?

Vivimos en un mundo raro, donde el que tiene más probabilidades de interesarse, aplaudir o darle un beso, de todos los que estamos en Caprabo esta mañana, es el rodaballo.

lunes, 29 de enero de 2007

Crionización

Anoche hizo un frío de mil demonios en Madrid.

Se nos olvidó la tortuga en la terraza y esta mañana la he encontrado hecha un cubito.

Me gustaria que fuese una hipérbole pero no. Un cubito de hielo, literal.

Las patas traseras extendidas. Las delanteras y la cabeza dentro del caparazón.

Los ojos cerrados.

He agitado su pecera por ver si era una capa de hielo superficial con agua debajo. Negativo. Más bien un bloque compacto.

La he descubierto yo. No he avisado a C.

He levantado la vista al cielo buscando a Darwin, para preguntarle si Kika tiene genes ganadores o normalitos. Mientras, llenaba la jarra de agua caliente.

He echado la jarra de agua caliente sobre el hielo del tortuguero y lo he derretido. Han transcurrido unos segundos larguísimos en los que he recordado que los nazis hicieron experimentos con judíos en los Alpes para observar cómo sucede la muerte por congelación. No sé si lo leí o me lo contaron, pero tengo grabado que los prisioneros se quitaban la ropa con sus últimas fuerzas y solían morir desnudos sobre la nieve. Sonriendo como si les hubiese parecido gracioso o relajante. Por eso quizá lo de tener las patas fuera y la cabeza dentro... que se quería quitar el caparazón, la pobre, como si fuera un jersey.

Al poco se ha movido.

Primero una pata y luego la cabeza. Ha tardado en sacar las patas delanteras.

¡¡¡Kika, una tortuga de California de 3 años de edad, ha sobrevivido a la congelación!!! ¿Debería llamar a los que tienen a Walt Disney para contarles lo de la jarra de agua caliente? A lo mejor no tienen idea de como descogelarlo, si poco a poco, o de sopetón ¿O llamo al Guinness, me cubro de gloria y que le den a los que cuidan del tío Walt? Que lo mismo si sale bien parado de la descongelación vuelve a hacer Bambi, el muy capullo.

Que se mueva por la pecera no me quita la culpa. Le traigo sus gambas favoritas. Microgambas.

Come un par de ellas. Pienso en si tendrá daños cerebrales.

Lo bueno de ser tortuga es que por grande que sea la lesión cerebral nunca te afecta al lenguaje. Ni al cálculo matemático. Ni pierdes la habilidad de conducir. Y si pierdes el control de los esfínteres nadie lo nota. Si te da por dar vueltas a la habitación (tortuguero) no te dan la brasa con terapia, ni te someten a electroshock, ni te dan pastillas. En cualquier caso es practicamente seguro que el hielo le ha dañado el cerebro, se lo noto. Más concretamente el sistéma simpático. Para quien no controle mucho de neurología diré que el sistema simpático es el que permite hacer las cosas divertidas: saltar a la comba, contar chistes, jugar al parchis, bailar... en el caso de las tortugas afecta al rito de apareamiento y por dónde atacar la gamba, poco más.

Si alguna vez pierdo la cabeza por senilidad o accidente bascular (que me caigo de la báscula) No, quería decir vascular. Si me pasa, pónganme un caparazón y déjenme vivir en un terrario, a mi manera.

A la vuelta de mis desvaríos Kika se ha zampado la mitad de las gambas y nada (del verbo nadar) feliz.

¿Y si la crionización rejuvenece?

Desde luego a los calabacines no.

sábado, 27 de enero de 2007

La Risa

La Risa debería estar consagrada en la Constitución como un derecho fundamental. Como la vivienda o la libertad o la igualdad ante la ley. En vez de tantos artículos farragosos que no se usan o que se usan sólo para abusar, que pongan uno dedicado a la risa.

No, como un derecho no, mejor como una obligación. Todos los españoles estarán obligados a reírse (un poco más allá de sus posibilidades).

Y la RAE debería obligar a escribirla con mayúscula como se escribe Dios, o Sol o Tierra.

En los colegios debería ser una asignatura. En vez de Religión, Risa, que también empieza por erre y hace más falta. Aprender a reírse, aprender que la risa es importante. Introducción a la Risa, Historia de la Risa, Risa y Salud, Lo que nos hace reír... Me ofrezco a hacer el temario. Habría que conocer la geografía de la risa antes de conocer los ríos y los montes de nuestro país. Y en vez de los Reyes Godos aprenderse a los doce cómicos más importantes de nuestra historia. Nos hemos pasado la vida estudiando a gente demasiado seria en poses demasiado serias. Díganme algún retrato de un rey español riendo o mofándose. ¡Y mira que está el Prado lleno!

En la historia de la Biblia hay momentos de castigo, de dolor angustioso, pero no hay momentos de hilaridad. Como mucho esa cosa que los curas llaman gozo espiritual, que debe ser algo así como tener muchas ganas muchas ganas de reírte y aguantártelas en nombre de Dios y que te salga solo una sonrisa beata.

Le ponemos a las calles nombres de batalladores poco piadosos pero no les ponemos nombres de humoristas. Los méritos de la mayoría de nuestros hombres ilustres han costado la vida de muchas personas (no entro en si eran buenos o eran malos) Bueno, es que las buenas personas en en general no tienen calle (salvo honrosas excepciones y excentricidades consistoriales). Esto se solucionaría haciendo pasar a los que mandan, a ellos los primeros, por el artículo de la Constitución que obliga a reírse.




Estoy pensando en que cuando te ríes, sale el sol, brotan las fuentes y sube un par de grados la temperatura.
La tuya porque te ríes y la mía porque te escucho.
Viceversa cuando me río yo.
¿Lo notas?

viernes, 26 de enero de 2007

Trascendencia


¿Para qué estamos aquí? ¿Alguien lo sabe?

He recorrido el Paseo del Prado esta mañana. Hacía sol y frío.

He encontrado fuentes maravillosas en las que nunca había reparado. Árboles magníficos, con un porte que emocionaba.

Ese chopo seguirá ahí mucho después de que yo me haya ido, probablemente vio caer bombas en Madrid. Yo no.




La piedra, el agua y el árbol son más discretos, se dan menos importancia que nosotros.

¿Por qué, con lo poquita cosa que somos, albergamos ese sentimiento de trascendencia?




Digo esto porque a las 9 y media se me ha cruzado una llamada telefónica aviesa, una frase amenazaba con estropearme la mañana. Por eso me he ido al Paseo de Prado. A sentir el sol y el frío. A desear ser agua, o piedra o árbol. Y que me resbalen las pequeñas contrariedades cotidianas.



Lo he conseguido más o menos.

jueves, 25 de enero de 2007

La tortuga

Si yo fuera tortuga de California me gustaría ver nevar.

Eso pienso mientras saco el tortuguero a la terraza.

El año pasado tuvo mala suerte y la noche que nevó yo la tenía dentro. Se lo perdió, la pobre.

Pero hoy el Telediario ha dicho que esta noche nevará en Madrid (con mucha probabilidad).

Como yo estaré dormido... por lo menos que lo disfrute ella.

miércoles, 24 de enero de 2007

Es que lo digo en inglés, ¿pasa algo?

En los días aciagos de Londres -ya menos- se producen momentos de esos que uno guardará en la memoria el resto de su vida.

Cuando era pequeño, en Argentina jugaba con mi hermano a una cosa bastante estúpida que le he enseñado a mis hijas y les hace mucha gracia. Se le señalaba -ya sé que está mal señalar- a cualquier persona el pecho, se le decía que tenía algo y cuando bajaba la vista se subía la mano y se decía: "Chincha, poroto".

Hete aquí que a C. le va la marcha y lo hace en su cole. En Londres. Mira a sus coleguitas de patio y les dice: "You have a spider in your t-shirt", cuenta sonriendo. ¿Cómo traduce el resto? Sencillo: "Chinchau, pouroutouuuu... Es que lo digo en inglés".

martes, 23 de enero de 2007

Coherencia

Desde pequeño mi padre me insistió en que debía ser coherente. Que si elegía hacer algo, tenía que hacerlo bien, y acabarlo. Que si tomaba un camino tenía que seguirlo hasta sus últimas consecuencias. Él era recto y constante.

A mis treintaymuchos miro hacia atrás y pienso que sí.

Porque aunque nos resistamos, acabamos interiorizando los discursos y los ejemplos de nuestros padres. Es verdad, también, y de alguna manera, que los adaptamos a los tiempos y a las circunstancias. Se podría decir que los revisamos y los corregimos, como se hace con los diccionarios.

Después de un examen de conciencia riguroso, llego a la conclusión de que yo siempre he sido consecuente con mis dudas, siempre he sido fiel a mis contradicciones. Y mi manera escrupulosa de sopesar todas las posibilidades antes de tomar una decisión, ha hecho que tomara pocas y las revisara al menor signo de error, y volviera al principio, a reiniciar el proceso, si detectaba algún vicio en el contenido o la forma.

Soy coherente con mi naturaleza errante. Justo como mi padre quería.

lunes, 22 de enero de 2007

Las neuronas

El craneo se abre a rosca.

La mayoría de la gente no lo sabe por la sencilla razón de que no lo ha probado. Yo sí. Ésta no es la primera vez.

Una vez abierto, saco las neuronas y hago un montoncito encima de la mesa. Me dejo puestas sólo las necesarias para escribir este post y controlar los esfínteres.

Una vez en la mesa las limpio como se hacía antes con las lentejas. Algunas se ha echado a perder por falta de riego, exceso de años o simple suicidio funcional. He desconectado previamente los axones, pero no me acuerdo de cómo lo he hecho, Da igual. Luego las pones como vaya saliendo, ellas se adaptan, puede que pases un par de días viendo rayitas como si la parabólica estuviese mal orientada, pero se pasa.

Las neuronas son grises, pero entre ellas hay matices. Las que se ocupan del lenguaje tienen forma como de letras, más o menos. Las meto en una redecilla similar a las de hervir los garbanzos y las meto en la lavadora. Últimamente pongo muchas faltas de ortografía, y quiero arreglarlo.

Las grises y un poco azules son las que sirven para mirar el cielo y el mar. Las llimpio cuidadosamente para que recuperen todas sus facultades. Los expertos recomiendan utilizar cristasol y un paño que no deje fibras sueltas.

Las grises ligeramente rosadas son las del amor, el erotismo, la seducción... se encargan también se tareas menos gloriosas como llorar con los telefilmes y traernos a la memoria recuerdos tórridos para consolarnos en invierno sin necesidad dei apartar el edredón.

Las grises a secas son aquéllas en las que almacenamos las monotonías, las rutinas, la ropa de hace demasiadas temporadas, los atascos afectivos, los miedos, los aburrimientos, muchas de las esperas al autobús, las horas que empleamos en hacer la declaración de la renta, algunas comidas familiares con familias que creemos nuestras pero que en el fondo no lo son. Si las metes en una bolsa de supermercado y las centrigufas lo más rápido que puedas, dando vueltas al brazo por la ventana, una reacción química de las mitocondrias y los alveolos planoconvexos de la hemoglobina las hace cambiar de color. Si se escapa alguna en el vaivén o se te escurre la bolsa y cae a la calle no tienes que preocuparte. Lo de que las neuronas no se reproducen no es aplicable justamente a las grises a secas. Si no, no estaría el mundo así.

Las blancas están ahí para inventarse cosas. Son las de la creatividad. Algunos dicen que hay que engordarlas, entrenarlas haciéndolas saltar lápices encima de la mesa, doparlas con metaparitina para que rindan más... No, yo soy partidario simplemente de borrarlas una a una y dejarlas blanquísimas. Como un folio, la retina de un niño o la piel del culo el primer día que te quitas el bañador. Da mucho trabajo ir limpiando una a una las neuronas con una goma de borrar (a ser posible de nata) pero merece la pena. Si no me creéis probadlo.

Las vuelves a meter con cuidado y enroscas.

Ya está.

Si se me ha escapado alguna tilde tened en cuenta que he escrito esto con las neuronas del lenguaje en la lavadora.

Creo que he vuelto.

jueves, 18 de enero de 2007

Ama de casa

Al levantarme, sí, me lavo el alma
y abro el corazón para el ventile
de par en par, también abro los brazos
y sonrío a la luz, barro las penas,
recojo los cacharros -los recuerdos-,
rezo rezos que escribo por la noche
y preparo la cita para el día.

GF

lunes, 15 de enero de 2007

Oficios Fascinantes XXL (más o menos)

En un tiempo yo tenía como ocupación Derribador de Muros a Cabezazos (DMC según sus siglas en castellano). Iba por la vida sin casco. Y no había obstáculo que se me resistiera. Bueno, algunos sí.

Compaginaba esa actividad con otra, también de riesgo, Saltador de Abismos Sin Paracaídas (también conocido como SASP).

La vida era sencilla y dulce, y consistía básicamente en arremeter contra los obstáculos que me separaban de los estupendos precipicios que eran mis sueños y una vez superados (no siempre era el caso) saltar. Saltar. Saltar. Saltar.

A día de hoy soy casi un tipo decente (lo más indecente que se puede ser) que se acerca a la estación a ver pasar los trenes.

Las palpitaciones que me asaltan cuando las puertas se abren pronto serán capaces de mover mis piernas. Y subiré. Sin maleta, sin billete y sin rumbo.

Sin casco y sin paracaídas.

Me lo noto.

martes, 9 de enero de 2007

Un amigo gordito

Hablo por teléfono en la terraza de su casa. En mangas de camisa. Me trae una chaqueta porque ha visto que las lágrimas se me congelan.

Le cuento, me dice, me escucha, me entiende, me anima. ¡Hazlo!

Un abrazo de adiós, unos besos de ánimo. ¡Hazlo!

Lo veo triste al gordito, cansado y peleándose con sus contradicciones. He visto a poca gente tan feliz como él, tan disfrutona. Lo quiero. ¡Hazlo!

Comemos patatas y bebemos cocacola.

Comemos en un restaurante finolis y nos reímos de la factura. Las niñas bien. Son nuestras princesas. Ellas siempre están ahí.

Me cuenta su vida en el coche, le cuento la mía en la montaña rusa. Soñamos un camino común, pero no doy el paso para meterme en la senda. Demasiados frentes abiertos. Demasiadas piezas del puzzle por encajar aún. Un puzzle blanco, de 3.000 fichitas iguales y desiguales.

No estés triste gordito. Yo te quiero. Y te necesito. Y en Nochevieja nos abrazamos, y nos comimos las uvas y encendimos petardos y nos reímos de nosotros mismos sin mirarnos y sin hacer muecas. Es lo que tienen las parejas de verdad: se entienden sin hablar.

miércoles, 3 de enero de 2007

No me gustan las cortinas

Y tampoco las persianas.
Eso es verdad.
¿Será porque me gusta mirar?
¿Que me miren?
Sencillamente: prefiero que entre el sol.

martes, 2 de enero de 2007

Sin avisar

Llega sin avisar.
La casa está desordenada. Huele a trinchera, a animal. La ropa sucia y la ropa limpia amontonadas.
"Si yo fuera tú, me querría". Se lo digo por si cuela.
"Déjanos tu nombre y tu teléfono, ya te llamaremos", contesta.

lunes, 1 de enero de 2007

Nochevieja

Anoche nos juntamos a cenar 5 almas de calidad con algunos desconchones en la carrocería.

Y 3 almas infantiles risueñas, peleonas... 3 almas infantiles de calidad y en perfecto estado.

Y salió una cena de Nochevieja rara. Siempre es mejor rara que aburrida, eso lo tengo claro, porque lo peor del mundo es lo aburrido. La lubina salió rica. Con su costra de sal. El rosado estaba fresquito. Piña, bombones, tal y cual.

Cuando dieron las campanadas nos abrazamos todos con todos, de dos en dos; y nos besamos. Había en esos abrazos raros mucha verdad, mucho deseo sincero de "que estés muy bien". Me parecieron abrazos muy fuertes, los brazos apretaban haciendo palanca en el corazón, así se consigue mucha más potencia.

Luego unos petardos para romper la escarcha de la melancolía, y una botella y media de champán. Poco champán, pero es que no hacía falta ahogar nada. Y cada uno a su casa -temprano- a su soledad, a su guarida, a su dormir, a su poner betadine en las heridas.

No fuímos más felices que Anne y Ramón, pero con mucho menos presupuesto nos las apañamos para cruzar una alambrada electrificada de uvas. Mirando con ternura territorios a los que no vamos a volver. Años de mudanzas, de cataclismos. Quizá nuestros últimos años de mudanzas y cataclismos, que luego todo se apacigua y luego todo declina y luego todo se apaga. Y eso si que es un asco, pienso yo.

La cena salió rara y la lubina rica. Y ahora: a otra cosa, mariposa.

2007

Me he despertado y he mirado por la ventana desde la cama para tratar de ver si se había cumplido algo que lo que deseaban cientos de SMS anoche antes de que sonaran las campanadas.

Había mucho silencio, y eso me ha parecido un buen augurio.

Me he liberado de las legañas y he inspeccionado el cuarto. Nada. Mi cama y ese accesorio de ella que es mi cuerpo. Nada.

¡Tanto esfuerzo en teclear en el teléfono de tantos miles de personas no ha sido suficiente!

¿O es que hay que esperar unos días?

Reviso a mi alrededor de nuevo: el exterior, el cuarto, la cama y el cuerpo.

Me congratulo de que esté todo ahí. Cada cosa en su sitio. Me alegro de tener un exterior, un cuarto, una cama y un cuerpo para iniciar el viaje de este nuevo año que sólo es una etapa en realidad. Me alegro mucho y de corazón.

Así que creo que sí. Que todo ese esfuerzo reenviando ingeniosísimos y divertidísimos mensajes de felicitación ha tenido su efecto. Y que hoy los más esenciales de mis deseos están cumplidos. Eufórico como una vallisoletana a quien le hubiera tocado la pedrea del Niño me incorporo y saludo al sol.

¡¡Esto marcha!!

Y eso que el año acaba de empezar.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...