jueves, 31 de enero de 2008

Lápiz

Me da por pensar, algunos días, que si fuera capaz de escribir la mejor estrofa podría enamorarla.

Con unos versos carnosos y tiernos, comestibles.

Si pudiera escribir, por ejemplo, una manzana después de un dia de verano trabajando el campo, si pudiera escribir un baño de agua caliente cuando te duelen los pies y el alma a partes iguales, si pudiera escribir lo que es un abrazo cuando la soledad se ha instalado en cada centímetro de la piel, si pudiera escribir esa energía cósmica mágica que vive entre las sábanas de una mañana de enero.

Pero esas cosas yo no las puedo escribir, porque no sé.

Aunque a lo mejor no es eso. Y que yo escribiera el párrafo más inspirado no serviría de nada.

¡Ya sé!

Si le escribiera cada día un mensaje, uno distinto, envenenado de dulzura, uno de su talla justa, uno que acertara en la diana de sus nubes y sus soles.... un mensaje sorpresa cada día. Entonces no es sorpresa.

Pero a lo mejor tampoco es eso. Y tampoco habría manera si...

Ella no quiere que yo escriba. Prefiere que yo sea la escritura, que me haga caligrafía y palabras, que mis manos sean verbos delicatessen, y mis ojos adjetivos mundiales, qué digo, requetemundiales, y mis piernas la contundencia de un renglón y mis otros miembros puntuación, conjugación y sintaxis. Ella me querría si yo fuera poesía.

Pero no, puede que tampoco sea eso. Además yo no sé ser palabras, como mucho aspiro a lápiz, fíjate.


Y así, de lápiz... malamente,

domingo, 27 de enero de 2008

Y.

Desde que terminé la era del aburrimiento he tenido muchos encuentros curiosos. Vivir en pareja no favorece los encuentros y, cuando se producen, están muy mediatizados por las circunstancias parejiles. Esto no es ni bueno ni malo, yo lo apunto, nada más.

Cuando digo encuentros quiero decir exactamente encuentros, concretamente me refiero a encuentros con personas, sean éstas personas chicas o personas chicos.

Uno de esos encuentros ha sido con Y. Y es uno de los encuentros más raros de mi vida. Y -tengo que reconocerlo- me encanta. Me encanta cómo ha transcurrido y lo raro que ha sido todo. Me encanta por liviano, por impreciso...

Nos hemos visto 3 veces.

La primera, fiestas de Latina. Pienso: Qué orquesta tan mala, que chica tan flaca.

La segunda, fiesta en Olivar. Foto de sus pies, que sonrisa tan grande.

La tercera, no hablamos, la veo hablar con otra gente, luego se sienta detrás de mí y la escucho de vez en cuando tararear. Yo toco.

Hemos hablado otras 4.

La primera estaba furiosa, Y: "¡¡quién te ha dado mi teléfono!!", Yo: "Uy, perdón, perdón".

La segunda, "te invito a mi fiesta", "no".

La tercera, "te invito a mi fiesta", "que no".

La cuarta, "te invito a mi fiesta", "bueno, vale".

Después no tuve la oportunidad de decirle que gracias por venir, y que el nuestro era uno de los encuentros más raros de ni vida.

Por liviano y por impreciso.

Pero siendo yo de palabras, y ella, hasta donde sé, locuaz, no hubo manera.

Que todo esto pasó hace unos meses. Que el tiempo podría haberlo sepultado, no le habría costado nada siendo tan liviano y tan impreciso. Pero justo esta tarde se me ha venido a la cabeza y lo he escrito.

sábado, 26 de enero de 2008

No sé el título

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreir,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-,
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando –luego- callas…
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta".

Angel González

jueves, 24 de enero de 2008

Palabras

Hablando a lo tonto me he tropezado con la palabra jamacuco.

Otra vez me ha fascinado qué distintos son el idioma que hablamos y el que escribimos. Seguro que la hemos escuchado muchas veces, todos sabemos qué significa. Pero jamacuco... qué pocas veces la escribimos. Y mira que es hermosa: jamacuco. Tiene un punto exótico. Es difícil imaginar su etimología. Podría ser perfectamente "simio de pequeño tamaño que habita en la selva boliviana" no me digáis que no.

Y otra palabra que me fascina es arrumaco. Muy rítmica, muy percusiva y muy mimosa.

Palabras de familia, de casa, palabras que saben a abuela.

Arrumaco y jamacuco.

Déjenlas sonar, repítanlas, Párense en ellas y miren desde allí. Pasamos por encima de las palabras como si fueran baldosas, todas iguales. No, cada palabra tiene un misterio.

Es divertido jugar a descifrarlo.

martes, 15 de enero de 2008

Mentiras de ocho años

¿Le habré metido el miedo en el cuerpo? ¿Por eso miente?

En la comida '6+2' en casa de una de las dos manos se habló de la educación de los hijas. De las hijas en este caso. Sólo las dos manos, de entre los presentes, tienen descendencia. Entonces se confirmó, una vez más, que una de las manos es más severa que otra. No hubo debate. Tampoco sobre la severidad. Los hombres son severos. Reflexiono mucho sobre esto. Desde hace tiempo. El sexo me divierte. Siempre. De lo contrario, ¿para qué? En fin, eso no es de este post.

Me preocupa que a sus ocho años largos se enrede en mentiras absurdas que, como todas las mentiras, se descubren. Y no dejo de pensar en que la culpa es mía: antes mentir que afrontar una se-ve-ra reflexión de este señor. Pongo reflexión que no reprimenda porque en eso creo que he mejorado.

Me preocupa. Ella. Y yo. ¿Dónde está el manual de instrucciones para querer, educar y guiar al mismo tiempo? Construyo el mío. Y releo los errores. Y los vacíos. Y bajo unos post más abajo y busco la brújula que ha perdido la otra mano y ha perdido esta mano. Y no la encuentro. Sí, 12 horas en el trabajo son una gilipollez... reconocida. Doce horas de vida son un insulto a todos los que han perdido su brújula y han cedido su propio pensar -sí, es lo que quiero decir: 'ceder su pensar'- a la masa.

Reflexión de una de la tarde. Es martes y me pesa la culpa. No son mentiras de colores. Son mentiras.

domingo, 13 de enero de 2008

6 más 2

La otra mano nos ha invitado a comer en su casa.

Ha elegido como plato una especialidad de su familia cuya receta pasa de madre a hijo (espero que también de padre a hija para que no se rompa la cadena)

6 chicas y las 2 manos.

Se da la circunstancia de que ninguna de las 6 chicas vive en pareja y ninguna tiene hijos.

Las dos manos tienen hijas y han vivido en pareja largo periodo de sus vidas.

De los 8 comensales, 6 trabajan en periodismo y 2 son normales (je, je).

Con estos ingredientes y justo antes del postre surge una discusión de política bastante insulsa (con perdón). Pero acompañando a los helados tiene lugar una sabrosa tertulia sobre sexo y otras cosas de las parejas. Esta conversación podía haber resultado igual de manida, pero no es así.

Es muy poco frecuente que en este blog se hable de sexo, es porque la línea editorial no pasa por ahí. Pero hoy vamos a hacer una excepción. Recojo aquí algunas de las perlas que se vertieron en esa reunión.

B. ha leído en algún sitio que la líbido masculina y femenina tienden a igualarse sobre los cuarenta (por incremento de la femenina y decremento de la masculina). B. se muestra muy esperanzada ante la próxima llegada a su vida de esa situación.

Otra B. declara que cree en el amor y que la infidelidad (masculina) es una canallada y una ignominia y a quien la comete había que cortársela en rodajitas. No se muestra igual de contundente con la infidelidad femenina.

I. dice que ella es la que más cree en el amor de todas las que están ahí, pero es interrumpida de súbito y al unísono por sus compañeras. Se oye "eso en lo que tú crees se llama calentón, bonita". I. se defiende: "Os aseguro que en esos instantes yo siento amor".

S. dice que ella tenía una amiga que juraba que jamás se enamoraría de un tipo con perro y ahora pasea dos, tan orgullosa. Lo pone como ejemplo de que es mejor no llenarse la boca con condiciones y filtros para no tentar al destino a que nos chulee alevosamente.

M. define el concepto "polvo conyugal" como aquel en que la esposa adopta una actitud tan pasiva que le permite repasar mentalmente si falta algo en la nevera mientras el marido adopta una actitud tan activa que la final de 100m lisos -en comparación- es cansina. Cree que el citado "polvo conyugal" a pesar de su ínfima calidad ayuda a muchas parejas a mantenerse unidas. M. dice que la postura clásica del "polvo conyugal" es la del misionero, pero B. interviene para remarcar que a ella el misionero la vuelve loca.

R. toma nota de todo pero no se define. Ella ya tiene muy avanzada la decoración de su piso.

La otra mano dice que uno de los indicadores de mala calidad en la relación es exhibir ropa interior con los elásticos muy sobados y que el declive de una relación sexual se hace patente el día en que la flatulencia es consentida, y que cuando es celebrada (con risas u ola de las sábanas) la cosa ya no tiene arreglo.

Esta mano dice que el "venga, andaaa vs. hoy no, cariño" sostenido y compulsado es una luz roja intermitente con una sirena danger danger y lo que viene después puede ser explosión nuclear, terremoto, inundaciones, bombardeo, epidemias, etc. pero nunca nada bueno.

Al final, y con pesar, todos estamos de acuerdo en que las estadísticas son demoledoras: "la vida en pareja parece incompatible con una sexualidad satisfactoria a medio plazo". Para contener el desasosiego que nos produce esta certeza sacamos la Wii y nos echamos unas partidas.

sábado, 12 de enero de 2008

Dorada a la sal

Es uno de mis platos favoritos y hoy, la dorada a la sal me ha quedado perfecta.
Incluso aa sido sencillo retirar la costra.
Muy jugosa.

Había tomado de entrante una tapa de lentejas. Muy ricas también.

Sonaba un cedé de boleros que me han regalado unos Reyes Magos imprevistos.

En la lavadora daban vueltas 7 almohadas blancas de la última producción.

No he visto todavía Pulp Fiction, esta noche puede ser un buen momento.

Me considero un tipo muy normal. Al menos esta noche.

Doy unos pasos de baile en el salón con una compañera imaginaria. Las compañeras imaginarias de baile nunca te pisan los pies. Eso es lo bueno que tienen. Lo malo es que dan poca conversación.

jueves, 10 de enero de 2008

Trabajo

Me gusta mi trabajo.

Mucho

Pero en días como hoy, en los que empiezo a las 8 y termino a las 23, me pregunto:
¿Me gusta tanto?

Siempre he dicho que quien pasa tantas horas trabajando es porque el resto no le excita. Hoy me lo aplico y me echo a temblar.

He extendido una servilleta sobre la mesa y he depositado encima mi corazón. Da saltitos, maybe de alegría, maybe pura supervivencia. Aprovecha, haz la foto, no me sale la honestidad todas las noches.

El trabajo es la actividad más premiada socialmente, no hay ninguna otra que goce de tanto predicamento. Tú dices que has estado 12 horas leyendo, viendo fútbol o cuidando de tus hijos y la gente piensa que eres raro, pero dices que has estado 12 horas currando y la gente dice ¡qué abnegación! en vez decirte ¡qué perfecto gilipollas!

Cuando uno no sabe diferenciar bien qué es lo importante y qué es lo accesorio, es normal que se deje llevar por lo que dicta la masa.

Quizá sea eso lo que me pase, que al carecer de un norte propio adopto el norte social.

Joder, qué rabía, yo siempre había tenido una brújula propia.

Que conste que no me quejo del guión que me han pasado, es el actor principal es el que me parece más bien flojo.

Viene la otra mano y me dice:

-A dormir, gordito, a ver si mejoras.

miércoles, 9 de enero de 2008

Raro

Se me hace raro no quererte,
no llamarte cuando me pasa algo bueno.
Se me hace raro no contarte
lo que veo cuando miro esto o aquello.

Se me hace raro no regalarte flores que he inventado yo.
Se me hace raro meter los piropos en el congelador.

Se me hace raro no tener
tu nombre en la boca cuando me despierto.
Se me hace raro olvidarte
dejar que los buenos recuerdos
se los lleve el viento.

Se me hace raro que te dé igual,
que no te importe que estos sean
los últimos versos.
Se me hace raro que no hayas venido
a despedirme al puerto.

sábado, 5 de enero de 2008

Escribir

Escribe uno para ser mejor. O porque no tiene más remedio. Escribe para ahorrarse el Prozac, las balas o el arsénico. Escribe para zafarse del miedo, para charlar con alguien aunque ese alguien sea uno mismo. Escribe como quien mancha de carmín un espejo. Yo, por ejemplo, ahora mismo debería estar durmiendo.

Ha escrito C. su carta a los Reyes Magos y cómo será que no me atrevo a reproducirla aquí. Es cruda y dice lo que le gustaría cambiar de las personas que le rodean. Podría pensar que la escribió con sinceridad, pero no, la escribió delante de mí y le salía. Una palabra detrás de otra. Escribió esa carta porque no podía escribir otra. Porque tenía que soltarlo. La escribió porque no tenía más remedio.

-Papá, ¿estamos solos, verdad?
-No hija, tenemos amigos, familia, y nos tenemos el uno al otro.
-No hablo de ti o de mí en concreto, hablo de... de todos.
-...
-...
-Pues sí. Estamos solos.

-No, si no me importa. Ya lo pensaba yo. Era por asegurarme.

jueves, 3 de enero de 2008

Tengo

Tengo un ramo de margaritas
en un jarrón
al lado del ordenador
desde el que escribo.

La puerta grande de cristal da a la terraza.

Tengo un sentimiento o dos
que no sé cómo ordenar.
Una urgencia, un deseo,
un ímpetu y varios amigos.

Una aguja y un pajar.
Dos manos.
Tres años en los que sólo
le he sido fiel a Hagen Dasz

Un propósito de enmienda
una canción inacabada.

Una playa desierta, en otoño,
donde termina la ría.
Un no saber dormir solo
una nocturnidad, una alevosía.



Tengo un ramo de margaritas
en un jarrón.
Al lado del ordenador
desde el que escribo.

miércoles, 2 de enero de 2008

Los globos y la ley de la gravedad

ya es grave que haya una ley que pene el peso de los deseos. Pero así es. Cada uno cogió su cartulina. Algunos dos. Un abusón, tres. Unas azules, otras grises; unas anaranjadas, otras violetas. Los globos cargados de helio se empeñaban en empujar el techo.

De sus lazos amarillos colgamos las cartulinas, perforadas convenientemente en una esquina. ¿Cuántos globos había? ¿15? ¿20? No los conté, pero no fueron suficientes para impedir que el peso de los deseo venciera sus ganas de subir al cielo.

¿Qué hacer si los deseos estaban escritos y no había manera de que se los llevase el Año Viejo? Ni siquiera el Año Nuevo, recién despierto, era capaz de llevarse decenas de palabras...

Rociamos con un gel azul las tarjetas. Un gel acelerador del fuego... Les prendimos fuego en el jardín y empezarons arder y se soltaron de los globos y los globos volaron y los deseos se volatilizaron en forma de ceniza...

Me prendí una sonrisa en la boca que guardé toda la noche. Bueno, hasta las seis de la mañana, cuando abandoné las sábanas calentitas porque un ruido en el salón me devolvió a la realidad. No sé qué habrá pasado con los globos, pero sí sé lo que deseo. Y sé que se cumplirá.

martes, 1 de enero de 2008

Desnudo

Después de cenar y disfrutar de la emoción de las uvas y de brindar voy a una fiesta en el centro de Madrid, es en casa de M.

F. está bailando con otra chica, me la presenta con un breve "lee tu blog".

Me azoro, es como si fuera desnudo.

No puedo evitar pensar que esa chica sabe mucho de mí mientras yo: ¡nada de ella!.

Sigue F.: "Aunque todavía no consigue distinguir qué mano escribe cada cosa".

Me tranquilizo por una razón, obvia para mí, que no pienso revelar aquí.

Pero no me tranquilizo mucho, en realidad paso de estar en cueros a recoger del suelo los calzoncillos y ponérmelos.

"Que no, hombre, que no se puede saber nada de uno a partir de lo que escribe" esto me dice mi alter ego (uno de ellos) mientras me tiende la camisa y los pantalones "Anda, póntelo, que estás dando el cante".

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...