sábado, 31 de mayo de 2008

Un mal año

Vuelve a enamorarse fugazmente un par de veces al día o tres.

Casi siempre es de chicas que van en bicicleta.

Pero algunas es de árboles, de fragmentos concretos de cielo, de niños que corren tras las palomas o de la perspectiva oblicua de una calle bulliciosa. Aspira a que la capacidad de padecer emociones se le haga crónica. Aunque le cueste la vida. Así debe ser.

Parece como si se estuviera recuperando de esa alergia estúpida que le tuvo a la alegría. Alegría y alergia se parecen como matrimonio y manicomio.

Él era, por parte de padre, domador de leones, por parte de madre, trapecista. Y sin comerlo ni beberlo, por una vacante en el circo, acabó de fakir. Pero ya se ha cansado de dormir sobre cristales los lunes y miércoles y sobre clavos los martes y jueves. Está harto de comer chinchetas los viernes y tragar fuego los sábados. Antes de que le salga una úlcera o algo peor, dimite, y vuelve a mi auténtica vocación: payaso.

Todos tenemos un mal año.

O dos.

jueves, 29 de mayo de 2008

Sinceridad

Vuelvo de una cena con amigos.

Si hubiera sido en una mansión quizá habría aprovechado para mangar un candelabro de plata.

O algo.

Pero no. No había candelabros de plata.

Me he traído un par de recomendaciones de libros.

El sabor del melocotón relleno de espuma de frutos del mar tocada con lágrima de frambuesa

Y un haiku de Benedetti:

Sos tan sincera, lo que pienses de mí no me lo digas.


P.D.: Sabía que se me olvidaba un verbo en el post anterior: reír ¿se te ocurre alguno más?

miércoles, 28 de mayo de 2008

La butaca



Pasar. Caminar. Esperar. Buscar. Llorar. Dormir. Continuar. Moverse. Perseguir. Frustrarse. Anhelar. Inventar. Imaginar. Caer. Subir. Dibujar. Viajar. Elegir. Compartir. Hablar. Perderse. Olvidar.

Fingir.

La vida es un gran escenario, no lo digo yo, lo dijo Shakespeare.

Pero no estoy de acuerdo con él en que nosotros seamos los actores.

Más bien somos los espectadores.

En ese caso, esta es la butaca.

martes, 27 de mayo de 2008

Orden y concierto

Ya está casi todo en orden.

Unos mesecitos apenas me faltan. Y cuando haya aprendido a dormir en el centro de la cama, cuando las paredes estén recién pintadas, todas de blanco, cuando no falte ninguna planta en la terraza, cuando haya colgado los dos únicos cuadros que quiero colgar, cuando las persianas estén bien altas toda la noche, cuando me haya decidido por un arona concreto de ambientador, en una cantidad discreta, cuando haya organizado los libros, las fotos y los cajones. Cuando tenga dos fundas de edredón con las que esté bien a gusto, y a juego los almohadones, cuando haya cambiado la nevera y arreglado el portero automático, cuando haya recompuesto la vajilla y no me falte ningún accesorio para cocinar, el día que me siente en el salon y diga: esta es mi casa, madre mía, qué bien se está. Ese día, ya lo verás, aparece alguien y quiere cambiarlo todo.

domingo, 25 de mayo de 2008

La importancia de decir tequiero

Los niños nacen espontáneos. Eso tiene su lado bueno y su lado malo. En cualquier caso no es casual, nada de lo que viene "de fábrica" es casual, muy al contrario, resulta esencial para sobrevivir. Así que los niños sonríen y berrean cuando su organismo se lo pide.

Pero luego vamos al cole y empiezan a socializarnos. Eso tiene su lado bueno y su lado malo. Porque parte de esa socialización consiste en modular la expresión de nuestros sentimientos. Digo "modular" siendo muy benévolo. en realidad se nos enseña a reprimir nuestros sentimientos censurando una y otra vez las expresiones físicas o verbales de los mismos. Se nos enseña a sumar, a restar: muy bien. También a respetar a los demás, a ser tolerantes, los ríos, las provincias: fenomenal. Se nos enseña a obedecer y a esperar: ejem, ejem. A hablar en voz baja y a no llorar: puaj.

Y cuando llegamos a la edad que yo tengo ahora es muy difícil encontrar alguien que ría con frecuencia y naturalidad, y más difícil todavia alguien que diga tequieros, que obsequie a los demás contándole sus sentimientos.

Pensarán algunos de mis coetáneos que soy más simple que el mecanismo de un chupete por decir estas cosas, que me rayé escuchando los ecos del 68. Maybe.

"Que no lo diga no quiere decir que no lo sienta"

Ya, eso lo he escuchado alguna vez. Y siento que tiene truco.

Quizá de no decirlo se acabe por no sentirlo.

La misma mano que tapa la boca acaba poniéndole correa y bozal al corazón.

viernes, 23 de mayo de 2008

La última cucharada del postre

Me escapo de un sarao oficial del Umore Azoka con vino español y canapés (aquí tan cerca de Bilbao, "vino" sin lo de "español" y pintxos) . No conocía a nadie y no me apetecía socializarme. Así que me voy a dar un paseo por la playa con la persona que más me quiere a día de hoy.

Llego a Las Arenas y me meto en un chiringuito pijo con camareros estirados que no me respetan porque mi ropa entera cuesta menos que su delantal, para más inri no les reconozco la jerarquía psicosocial Me siento al lado del ventanal. La playa a la vista, casi al alcance de la mano. Suenan las olas leves y al cielo nubes grises y paños azules en pugna feroz.

Es primavera en el Cantábrico.

Pago sin propina. No es tacañería, es ínfima venganza.



Voy por la arena con los pies descalzos. Ni siquiera hay un señor paseando al perro. La brisa me regala lo mejor, me quiere. Igual se regalan esas nubes. Me agasaja el verde de los prados lejanos. Se diría que el mar calmo y tranquilo se ha tumbado ahí especialmente para mi visita. Le han avisado los montes que jalonan la desembocadura de la ría.

Y después de este espectáculo, que disfruto sin pagar entrada, después de esta prueba de amor galáctico, ninguna de las bellezas naturales me pide nada a cambio. Bueno, sí, con un susurro suave, gentilmente... que vuelva.

Estoy por entrar de nuevo al restaurante y contárselo al camarero. Pero prefiero guardar el sabor dulce en la boca. Como los ecos de la última cucharada del postre.

jueves, 22 de mayo de 2008

-osos

Llevo una vida tan ajetreada que cuando llego a una cola en vez de castigo me parece bendición. Eso me ha pasado hoy: 2 horas para unos papeles. Cuando he llegado marcaban el 327 y mi número era el 564. ¡Ahí es nada!

En otras circunstancias 137 personas delante me habrían desesperado.
Pero no, puedo decir que hasta he disfrutado.

Bien es verdad que iba preparado.
Una libreta, un boli y algo de música en los cascos.

No me hace falta más.

Entre el 405 y el 449 le he dado vueltas a si yo seré arisco, mimoso o pegajoso.

Estarán conmigo en que pegajoso es un grado superlativo y peyorativo de mimoso. Arisco es lo contrario.

Puede que tenga ratos de mimoso meloso, y hasta de mimoso empalagoso, pero no creo que llegue al pegajoso. Alguna vez, pero bien pocas, me han llamado arisco. Me guste o no estoy en algua de las calidades de mimoso.

Maúllan los gatos en celo de todo el barrio en un concierto lúbrico. A mí no me excita lo más mínimo, espero que tengan más éxito los pobres con las gatas.

Perdón por el inciso.

Del 450 al 498, y como consecuencia de los números anteriores, he pensado que me entusiasma que me rasquen la espalda. Y los nevaditos. No sé si me viene de la educación o es genético, pero me vuelven loco. La frecuencia de nevaditos la tengo limitada a 2 o 3 al año (cajas, claro) la frecuencia de las rascadas de espalda viene determinada por factores ajenos a mi voluntad. Porque no me llego. Si me dan a elegir entre un nevadito y que me rasquen la espalda yo creo que espalda. Eso me hace pensar que soy más mimoso que goloso.

Se han callado los gatos y eso me parece un buen augurio. Al menos para ellos.

Del 499 al 545 y llevado de la fonética de mis pensamientos... Mimoso, meloso, empalagoso, pegajoso, goloso... hablando de osos: me gusta más perseguirlos que cazarlos. No soy un tipo contundente, de esos que se marcan una meta y no paran hasta alcanzarla. Eso me causa algunos problemas en este mundo tan mediatizado por los objetivos, pero me divierte mucho merodear, estudiar, olisquear, seguir pistas.

Yo soy así, y cuanto antes asuma el mí mismo y sus mecanismos, tanto mejor.

domingo, 18 de mayo de 2008

La luna

Ahora, quiero decir en 2008, la luna es menos luna. Porque la hemos pisado y eso.

Pero mirándola esta noche, tan llena y tan guapa, pienso que en el pasado debió de impresionar a quien alzara la cabeza en noches así. No me extraña que inspirara a los poetas, intimidara a los valientes, enamorara a las doncelllas y pusiera pelo, cola y colmillos a los licántropos.

A mí me pone. No lo voy a negar.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Blancanieves

Este vídeo ha aparecido sin que lo buscara, como un accidente, saltando casi a la pantalla...

Me ha hecho gracia y me ha traído dulces recuerdos.

Con cariño

La mano que toca

lunes, 12 de mayo de 2008

El sorteo


Simplemente por nacer
o por una antigua culpa
o por una buena suerte,
me tocaron los cristales mojados
las tardes de tormenta
las pinceladas raras...
Me tocaron los soles desnudos
en ese sorteo inexcrutable y fullero que es la vida.

Me tocaron las intensidades, las vehemencias,
las emociones crudas, las soledades,
las impaciencias y las esperas.

Me tocaron la fregona guapa y la princesa fea.

Pero no me puedo quejar,
porque a pesar de mis malas nociones
mis escasas dotes y mi baja ralea,
me tocaron un montón de primaveras.

martes, 6 de mayo de 2008

Ventajas

Otros días, no sé si por un empuje telúrico o por una conjugación astral, me defino con rotundidad. Y puedo ser entonces un tipo de esos que valoran el donut, se adscriben a la sensibilidad o son partidarios inequívocos del Hércules C.F.

Pero otros no sé nada. Me gustan la carne y el pescado, la chicha y la limonada, hablar y estar bien callado. Me he dado cuenta bajando a los servicios del VIPS, y leyendo eso de avise usted si los baños están puercos. Me he dado cuenta, mirándome al espejo. Me he lavado las manos... y no sabía si el olor del gel a granel era repugnante o delicioso, si hacía frío o calor, si llegaba pronto o tarde. Me he dado cuenta de que no sabía a dónde.

Mi hija me ha contado que se sabe de memoria una carta de amor que yo le escribí a su madre y que cayó en sus manos de nueve años hace unos meses. Con una sonrisa de oreja a oreja me ha repetido frases inequivocamente mías, pero que yo no recordaba. Al escucharlas sí, claro. Y que la lee mucho, y que si quiero me la trae de casa de su madre para que la leamos juntos. Estaba feliz, la muy...

No hace falta inventar la máquina del tiempo, está aquí. Y están también la batidora de tripas, la coctelera de recuerdos y el electrocutador de sentimientos.

Yo debí ser, en un tiempo remoto, un ser concreto, animal, vegetal o mineral pero concreto. Hoy, en cambio, no soy nada, y eso, créanme, tiene muchas ventajas, pero que muchas.

Muchas ventajas.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...