sábado, 28 de febrero de 2009

Llueve

Llueve en la Avenida de la Ilustración.

A las 2 de la mañana de un martes hay muy pocos coches por Madrid. Además llueve. Disfruto recorriendo las calles mojadas de noche. Puedes hacer caso a los semáforos o no hacerlo. La ciudad huele bien.

Las gotas de agua se conviertes en estrellas, casi siempre de color naranja. Cada persona que camina a estas horas tiene una historia detrás y los zapatos empapados. Casi siempre esa historia es más enjundiosa que cualquiera de las nominadas a los Goya.

Los zapatos acaban secándose. Los corazones no.

Ya he vuelto.

Aparco.

Subo.

No hay nada de chocolate en casa. No hay tampoco nadie que haga algo de ruido.

Debería concentrarme y vivir una sola vida. Dormir un solo sueño. Tener un solo trabajo. Hacerle caso sólo a un viento. Empieza a resultarme muy cansado el tener las neuronas tan lejos unas de otras.

Una playa, con una playa tengo.

Una cama. Me basta con una cama.

Lo único realmente único en mi vida es mi hija. Sólo tengo una hija. Es sencilla la vida cuando ella está. Hace que el mundo sea unívoco, que el GPS funcione. Los caminos -cuando ella está- conducen a un sitio concreto, el sol sale en unas coordenadas y a cierta hora. Es bonito tener a alguien a quien preparar el desayuno. Alquien a quien ir a buscar, ir a llevar, alguien con quien ejercer de chófer sumiso y de teniente general: lávate los dientes y peinate ahora mismo que me tienes harto.

Llueve al otro lado de la ventana. Dentro ya no.

Los zapatos se secan y todo vuelve a la normalidad.

viernes, 27 de febrero de 2009

Serotonina

Otros como Jiú Llakman (no sé si lo he escrito bien y no me importa) tienen unos abdominales explícitos, geométricos y, según algunas, de rechupete.

Yo no.

En cambio sintetizo serotonina como un campeón. Tengo el hipotálamo como los chorros del oro y una hipófisis que es la envidia de todo el barrio.

Últimamente, además, entre la piscina, la bici, el cielo de Madrid, la primavera y... se me está hipertrofiando y produce a destajo.

Yo creo que me voy a hacer donante.

lunes, 23 de febrero de 2009

La sensatez

Aunque uno o una puedan ser muy sociables y muy optimistas, aunque uno o una tenga mucha suerte en la vida, no son tantas las veces que aparece alguien con quien te sientes muy a gusto. No son tantas las ocasiones en que la charla dura hasta el amanecer, los mensajes se multiplican, y llamas por un impulso, sin saber qué vas a decir. No es frecuente toparse con una piel que hable o unos labios que sepan dibujar. No sucede a menudo que el olor sea playa y las manos olas. Es una verdadera casualidad que ella elija esas tan bonitas con un lazo en el lado derecho precisamente el mismo día que él estrena unos Calvin Klein con un ribete gris muy elegantes. Detalles.

¿Casualidad? ¿los astros? ¿la diosa Fortuna? ¿me lo merezco? ¿no me lo merezco? No hay tiempo que perder. El pastel es más delicado de lo que parece, y si te paras a pensar, se pasa.

En esos casos es muy importante, pero que muy importante, estar alerta, y sobre todo, mantener a toda costa, alejada la sensatez.

sábado, 21 de febrero de 2009

La nevera

La nevera es uno de los electrodomésticos más discretos. Y uno de los más necesarios. Quizá el más necesario. Y es de los que más duran.

A ver, voy a explicárselo a ustedes. La nevera tiene únicamente dos dispositivos: uno enfría y el otro ilumina. Y los dos son igual de importantes. Esta noche, y sin previo aviso, el segundo, la luz de la nevera, se le ha fundido a P. Por eso se ha fijado en ella. En la nevera. Y ha recordado que lleva con ella más de 13 años. Ninguna pareja le ha durado tanto.

En el tiempo de prisas que vivimos los objetos duran poco. Los coches duran poco. Los televisores duran poco. la ropa dura poco. Pero las personas duran aun menos.

P., en su cocina, se pone triste.

Mira un ramo de margaritas amarillas. Que resiste desde hace 3 semanas. Para un ramo de margaritas es mucho. El chico que se las regaló ya se ha ido.

-Yo sabía que la cosa iba a durar poco, que era uno de esos fuegos descontrolados, muy intensos, de colores... demasiado hermoso para durar. Pero durar menos que un ramo de margaritas es todo un récord.

Está afligida, pero no mucho, unos 350gr.

Reflexiona y llega a la conclusión de que la clave de la supervivencia de las neveras, y de las relaciones personales, está en la discreción. Así que, delante de ella (de la nevera), en señal de respeto y reconocimiento, hinca una rodilla y promete que la próxima vez será discreta. Le habría gustado que su nevera sacase una espada grande y le tocara con ella un hombro, luego el otro y después la cabeza, como a Lancelot, pero no, es una nevera poco efusiva, y ella se lo respeta.

P. remueve el café con la cucharilla: me iría mejor si además del dispositivo que ilumina tuviera, yo también, el que enfría.

jueves, 19 de febrero de 2009

El blog

Me leo a mi mismo y no siempre me reconozco.

No sé qué mano soy, si la que escribe o la que toca u otra.

Pero además es que la mitad de las veces publico cosas que escribí hace mucho tiempo, o medio tiempo o poco tiempo. Y en su momento las puse a dormir el sueño de los justos, o a curarse como los jamones en los secaderos o en barbecho, qué bonita palabra: barbecho.

Yo sé que hay gente pendiente de lo que escribo y que se entretienen mucho intentando descifrar mis avatares emocionales por las cosas que escribo. Me halaga. Es gente que me conoce, que me pone cara. Sólo hay que descolocar los posts unas semanas o meter uno de la otra mano o cambiar un tiempo verbal o de la primera a la tercera persona para convertir ese pasatiempo en quimera.

Ellos lo saben pero les hace la misma ilusión. Lo sé porque me lo han contado. Mi padre y mi abuela no me leen, menos mal.

Los desgarrados, los muy tangueros, los posts que escribo las noches de alfileres, son carne de desván, casi nunca salen a la luz en el momento. Luego los arañazos cicatrizan y los gatos que me los hicieron cambian de barrio y entonces los leo y, aunque no los reconozca como míos, los disfruto.

Y voy y los pongo.

Tan a gusto.

Como tú.

Ya ves.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Culpable



Me voy
y mientras me voy
mi mirada zigzaguea en el suelo.
Puedo llevar la frente alta,
que nunca le hice trampss.

Sin embargo soy culpable
de llevarle flores a horas intempestivas,
de escribirle versos con tintas imprecisas,
de adivinarle algún secreto,
de pelear a brazo partido su risa.

Soy culpable
de callar, de esperarla.
De no dejar que la empujen en los conciertos.

Soy culpable
de arrimarme bailando
de decirle requiebros.
De pintar en su espalda
palabras para espantar los miedos.

Lo intenté en español,
y en idiomas que me son ajenos
y obtuve mandarinas.
Permítanme que hoy las cuente como besos.

La noche que cai
ella salió corriendo.

Si, soy culpable
culpable de no callarme los tequieros.

martes, 17 de febrero de 2009

Generosidad

Hay gente que abre su casa, su corazón y sus ventanas. Que te dice pasa, quédate. Que te ofrece unas zapatillas, un té, un libro que se acaba de leer. Les adorna el don supremo de la generosidad.

Otros piensan que cuando dan, pierden. Que están mejor solos. Que se lo han ganado ellos, que es suyo y sólo suyo.

Vaya, qué putada.

lunes, 16 de febrero de 2009

La biblioteca

Hay momentos en la vida en que uno tiende a rodear los charcos y otros en que prefiere meterse en ellos. Es una estupidez dormir solo habiendo tantos solos durmiendo por ahi. Un desperdicio. ¡Con lo que se podria ahorrar en edredones se montaba aire acondicionado en un poblado de chozas de Senegal! Muerde la vida. A veces muerde flojito como una amante discreta y otras da bocados como una rata furiosa.

En la biblioteca sólo se escucha el ruido de las paginas, los cuchicheos lejanos, el raspar de algunos bolis... lo otro deben ser respiraciones, me cuesta identificarlo. Pero son respiraciones, seguro. La fuga de los pensamientos, los pedales de mi bicicleta, los chubasqueros, los calcetines, las gomas de las coletas. Hay días que llevo bolso y otros no. La chica que se sentó a mi lado ayer, en la cena, llevaba un sujetador blanquísimo. No, no me asomé a su escote, no soy tan descarado, pero entre el primer botón y el segundo de su blusa se abrió una generosa mirilla, misterios de la física, del físico y de lo mental. No había mucho que sujetar y eso le daba a la prenda un interés adicional. Ese sujetador tenía la misma utilidad que una poesía, es decir, más bien poca... adornar, sugerir, invitar.

Sí, yo creo que el ruido de fondo que se escucha en la biblioteca es la suma de las respiraciones.

domingo, 15 de febrero de 2009

La desventura y la belleza

Me han dicho muchas veces que escribo cosas tristes, que por qué no cosas alegres. Yo contestaba que escribía las cosas que se me pasaban por la cabeza y que cuando me pasaban por la cabeza cosas alegres no me entraban ganas de escribir. Lo mismo que me han preguntado a mí se lo podían haber preguntado a cualquiera que escriba, o que pinte, o que haga música. Por cada 10 obras que hablan de la desdicha en sus diez mil formas posibles hay una que habla de la alegría. Por cada 10 canciones de desamor hay una de amor.

A mí me ha costado un párrafo contar esto.
A Borges sólo una línea.
Siempre ha habido clases.

"La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí."
J.L. Borges.

lunes, 9 de febrero de 2009

Donde habita el olvido

Cuando se despertó no recordaba nada de la noche anterior,
"demasiadas cervezas" dijo al ver mi cabeza al lado de la suya en la almohada...
Y la besé otra vez, pero ya no era ayer sino mañana y un insolente sol
como un ladrón, entró por la ventana.

El día que llegó tenía ojeras malvas y barro en el tacón.
Desnudos, pero extraños, nos vio, roto el engaño de la noche, la cruda luz del alba.
Era la hora de huir y se fue sin decir: "llámame un día"
Desde el balcón la vi perderse en el trajín de la Gran Vía.

Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido,
Una vez me contó un amigo común, que la vio donde habita el olvido.

La pupila archivó un semáforo rojo, una mochila, un peugeot
Y aquellos ojos miopes, y la sangre al galope por mis venas,
y una nube de arena dentro del corazón y esta racha de amor sin apetito.
¡Los besos que perdí por no saber decir: te necesito!

Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido,
Una vez me contó un amigo común, que la vio donde habita el olvido.

J. Sabina

domingo, 8 de febrero de 2009

Crisis

¿No se quejan los agricultores de que prefieren tirar la producción o regalarla que darla tirada de precio a los intermediarios? Eso quiere decir que comida tenemos de sobra.

Tenemos las casas porque, aunque no podamos pagarlas, los bancos no las quieren para nada si no se pueden vender y no, no es fácil venderlas.

Tenemos más ropa en los armarios de la que nos hace falta para muchos inviernos y veranos. Sólo que tendremos que cuidarla.

La gasolina está cara pero como nos hemos quedado sin trabajo (o con muy poco) tampoco nos va a hacer falta el coche todos los días, así nos durará 15 años en vez de 4.

Tenemos muchos más libros, cedés y películas de las que podamos disfrutar aunque dedicásemos 4 horas al día el resto de nuestra vida. Tenemos el sol, el aire, las playas, las montañas, las caricias, los besos... los caminos transitados y los por descubrir. ¿Quién no tiene una bici? Arréglala, hombre.

Los hijos, los amigos, la familia y tiempo para charlar con ellos. Tardes incluso para escuchar a la abuela.

Los artistas y su arte nunca han resultado especialmente caros, así que también tendremos entretenimiento. Museos para ir a mirar, teatros para escuchar...

Yo no veo la crisis por ningún lado.

Crisis, what crisis?

sábado, 7 de febrero de 2009

Cretino

A veces despreciamos lo que nos han regalado. El padre, el amigo, el amante o el destino. El regalo puede ser la vida misma, el tiempo, los cuidados, el cariño... o un bolígrafo bonito. Lo despreciamos por la sencilla razón de que lo tenemos, de que fue casual el conseguirlo. Y haciéndolo nos despreciamos a nosotros mismos y la mezquindad es doble. Estos actos delatan la pobreza de nuestro espíritu. Despreciamos el abrazo, la sonrisa, la palabra, el guiño. Son esos días que nos creemos acreedores de todo lo humano y lo divino. Nos da alguien su todo y el todo del todo nos parece ínfimo. Es normal, es humano, es comprensible, es excusable, ser un día o dos, un estúpido, un cretino.

jueves, 5 de febrero de 2009

7

Yo no soy muy de listas, no me parezco al personaje de Hornby en la novela Alta Fidelidad. Pero hoy, según salía del metro, con mi tos y mi bufanda: dime 10 momentos muy dulces de lo que va de año que no tengan nada que ver con pastelerías.

Me ha dado rabia, porque, siendo disfrutón, sólo he encontrado 7.

martes, 3 de febrero de 2009

Te desnudas igual que si estuvieras sola...

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

J. Sabines

Libros

A veces alguien muy cercano que te leía como un libro abierto, de repente, notas que no te capta.

Por las cosas que dice o hace.

Se abren varias posibilidades: que lo haya cogido del revés, que tenga poca luz y no vea bien las letras o que esté tan empeñado en un final concreto que no deje a las palabras impresas contar su historia.

Mudanza

Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...